CONCISO. Nos quedamos sin concón, Margot cierra

CONCISO. Nos quedamos sin concón, Margot cierra

Pocas veces la comunidad siente tanto pesar por la clausura de un restaurante, como acontece en estos días que ha circulado la información del cierre de uno de los establecimientos de más atributos criollos como lo es Margot Restaurante. Para los dominicanos que conocen a Nueva York, no se trata del cierre de un comedor cualquiera, la clausura de la cocina de Margot significa una demostración fehaciente del desplazamiento de nuestra comunidad dominicana del Alto Manhattan hacia localidades ajenas y lejanas. Esto viene ocurriendo desde hace años y ante los ojos de representantes políticos locales. Nuestra gente se traslada involuntariamente de la zona a la que contribuyeron a adecentar. Recuerdo, hace más de 15 años, cuando cuestioné al ex concejal Miguel Martínez (en ese entonces miembro de la “cuadra” política de Adriano Espaillat), sobre como era posible que los políticos recibieran aportes económicos de los caseros para sus campañas electorales. El joven me contestó con la respuesta más infantil, halada por las hojas, como el rábano: “Una cosa no tiene que ver con la otra”. A lo que yo le respondí, como decía el doctor Salvador Pittaluga Nivar: “El que da el tabaco, vuelve por las cenizas”. Y, se están viendo los resultados. Margot Correa, una negra bella, de trato cariñoso y sustituto del amor familiar que muchos dejamos atrás, hoy tiene que abandonar a su gente, porque como ocurre todos los días, el “landlord” beneficiado por leyes complacientes decidió no renovarle su contrato de alquiler. Y, después de 26 años, con lágrimas en los ojos se ve precisada a abandonar. Lo siento por El Torito, Gilberto Santa Rosa, Polito Vega y miles de latinos y norteamericanos. Por mí también.

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