Concluye devaluada y criticada la Cumbre
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Concluye devaluada y criticada la Cumbre <BR>de los pobres

Doha, (EFE).- El Grupo de los 77 y China clausuró el pasado jueves la II Cumbre del Sur, devaluada por la ausencia de líderes, pero en la que se han abordado los principales problemas que padecen los países pobres, se ha reclamado la ayuda de los ricos y se ha apostado por la cooperación Sur-Sur.

La Cumbre, celebrada en Doha, también ha sido muy criticada por los observadores, tanto del mundo en desarrollo como de los países industrializados, por su falta de contenidos.

Poco antes de terminar la Cumbre, la veintena de jefes de Estado presentes en Doha y otros representantes de los 132 países que forman el Grupo de los 77 y China aprobaron una Declaración Política, de catorce páginas, y un Plan de Acción, de treinta y dos.

Ambos documentos muestran las estrategias que los países del G77 adoptarán para alcanzar el desarrollo y marcan los objetivos que defenderán en común, entre ellos el reclamo a los países ricos de que entreguen el 0,7 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB) a la Ayuda Oficial al Desarrollo.

Otra de las propuestas es la cooperación entre los países en desarrollo, cuyo comercio genera, de acuerdo con los datos ofrecidos durante la Cumbre, un 40 por ciento del volumen mundial.

Dentro de esa cooperación entre el G77, el emir de Qatar, Hamed Ben Khalifa al-Thani, anunció la creación del Fondo del Sur para el desarrollo y la Ayuda Humanitaria, de 20 millones de dólares, al que los enviados de la India y China prometieron entregar dos millones de dólares, respectivamente.

Al clausurar la Cumbre, al-Thani expresó la esperanza de los participantes de que tanto la Declaración como el Plan de Acción «sirvan para impulsar la cooperación Sur-Sur».

India también anunció que está considerado el establecimiento de una línea de crédito de 1.500 millones de dólares para la compra de medicinas y el suministro de servicios médicos a los países de Africa afectados por el sida y otras pandemias.

Una cuestión más abordada en la Declaración y en el Plan de Acción es la deuda externa.

La mayoría de los representantes en la II Cumbre se felicitaron por la decisión del G8 (los siete países más industrializados del mundo más Rusia) de condonar la deuda de 18 países africanos y latinoamericanos, por un valor de unos 40.000 millones de dólares.

Sin embargo, todos coincidieron en que eso sólo puede ser el principio de un largo camino.

«Reconocemos la urgente necesidad de la comunidad internacional de adoptar una solución completa, justa, duradera y orientada al desarrollo a los problemas de la deuda, especialmente mediante su total cancelación y el aumento de flujos financieros», aseguran los representantes del G77 en la Declaración.

Sin embargo, la Cumbre ha recibido críticas por parte de muchos analistas procedentes del tercer mundo y algunos periodistas de los países desarrollados, no por la organización, sino por la falta de contenido.

«Mucho bla, bla, bla, pero poca toma de decisiones», comentaba un periodista árabe, opinión en la que coincidía un ex funcionario argelino de Naciones Unidas, mientras que una reportera italiana se sorprendía de la «falta absoluta de autocrítica» de los representantes del Tercer Mundo.

La propia ausencia de los principales líderes, una cifra que jamás ha sido revelada por la organización, pero que ronda la veintena de jefes de Estado y de Gobierno, ha sido identificada como una señal de lo poco que a los dirigentes del Tercer Mundo les interesa sus propias cumbres.

En la Declaración y en el Plan de Acción, el G77 ha adoptado una posición común con vistas a la reforma de la ONU, a la que han exigido que «se ponga al frente de la batalla del desarrollo», por lo que han pedido el refuerzo de algunos de sus órganos, como el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y la propia Asamblea General.

El perdón no basta

Mientras, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, dijo en Nueva York, que cree que la decisión del G-8 de condonar la deuda a los países más pobres no bastará para aliviar su situación si no se acompaña de otras medidas más amplias.

En el transcurso de una conferencia en el Instituto Cervantes, en Nueva York, Rato se refirió a la propuesta que hizo el pasado 11 de junio el Grupo de los Ocho (G-8) de condonar la totalidad de la deuda exterior a un grupo de países altamente endeudados, lo que supone unos 55.000 millones de dólares.

De esta cantidad, la mayor parte, 44.000 millones, corresponde al Banco Mundial, 6.000 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) y 5.000 millones al Banco Africano para el Desarrollo (BAD).

Si bien esta medida tuvo una muy buena acogida a nivel internacional, especialmente entre los países beneficiarios, Rato apuntó algunos interrogantes sobre esta medida, que afectará inicialmente a 18 naciones.

«Primero está por ver si todos los miembros de las instituciones financieras aceptan la medida, y después habrá que ver cómo se manifiesta el resto de países pobres que no se van a beneficiar de la condonación», indicó.

Rato dijo que la propuesta va dirigida inicialmente a países con una situación insostenible de deuda externa, aunque recordó que hay otros, que sin tener un endeudamiento tan elevado, sufren un nivel de pobreza mayor.

Además, dijo que esta medida sólo será efectiva si «va acompañada de una estrategia más amplia» que permita a estos países seguir recibiendo financiación a largo plazo, pues son economías muy necesitadas de recursos.

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