Concluye primer ciclo cine cubano en Singapur

Concluye primer ciclo cine cubano en Singapur

SINGAPUR, EFE.- El primer ciclo de cine cubano celebrado en Singapur concluyó el viernes marcado por una gran acogida del público, lo que llevó a los organizadores a prolongar el certamen diez días más de lo previsto en el calendario original.

Durante algo más de tres meses se han proyectado seis largometrajes entre los que destacan «Fresa y chocolate», de los directores Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, y «Yo soy Cuba», de Mikheil Kalatozishvili.

«Hemos trabajado durante seis meses para traer estas películas y nos ha sorprendido positivamente la acogida del público», explicó a EFE el gerente de Cathay-Keris Films, Lui Oi Leng.

«No sabíamos cómo iba a reaccionar (el público), ya que en Asia el cine cubano no es conocido. De ahí que decidiéramos ampliar la duración del ciclo», añadió Lui Oi Leng.

Explicó que la censura, por la que debe pasar cada filme que se proyecta en la ciudad-estado, no ha sido un obstáculo para el listado de películas cubanas que plantearon en un principio.

«El problema ha sido más bien conseguir los derechos de difusión para las películas con contenido sexual, como ‘Fresa y chocolate’. Lo que ocurrió es que se prohibieron para menores de 21 años», indicó.

Los singapureses también pudieron ver «Viva Cuba», del director Juan Carlos Cremata, con la que se abrió el festival; «La vida es silbar», de Fernando Pérez; «Memorias del subdesarrollo», de Tomás Gutiérrez Alea; y «Lucía», de Humberto Solas.

El embajador de Cuba ante Malasia y Timor Oriental, Pedro Monzón, expresó su satisfacción durante una charla con motivo de este certamen y apuntó que en su país consideran su cine, «ante todo, como una obra de arte».  Añadió que los filmes seleccionados para este festival, como el cine cubano en general, son portadores de los «valores espirituales» de la isla, al tiempo que ofrecen una visión más amplia del país, «donde no todo es danza y música».

Para cerrar el festival se proyectó «Yo soy cuba», la película «que Francis Ford Coppola y Martin Scorsese rescataron de un cajón», lugar a donde fue a parar debido a que «nunca gustó al público cubano y tampoco al ruso, dado su alto contenido en propaganda y por los estereotipos que crea», según Monzón.

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