Concreteros: ¡Cuiden la Av. Luperón!

Concreteros: ¡Cuiden la Av. Luperón!

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
En estos días el Gobierno está procediendo a colocarle una capa de hormigón asfáltico, de unas 3 pulgadas de espesor, a la avenida Luperón, conocida por su intenso tráfico pesado desde el muelle de Haina y de las industrias de la zona; es la vía preferida de los camiones trompos que transportan hormigón industrial para abastecer la intensa industria de la construcción en todas las direcciones de la zona metropolitana.

Pero, desde hace años, ocurre que nunca las autoridades le han exigido a las empresas que preparan ese hormigón industrial, que a sus camiones y a su personal se les preste la debida atención para que no derramen parte de su contenido en el trompo, en el asfalto de las calles, donde la más notable manifestación es precisamente en la avenida Luperón en su intersección con la avenida 27 de Febrero.

Ese descuido en corregir esas «totumas» de hormigón, que se han ido formando en esa vía, quedará ahora solucionado, temporalmente, con el recapado que se le hace a la avenida, pero se espera que no vuelva a ocurrir ese abandono de los industriales del hormigón premezclado, que tan buen servicio le brindan a los contratistas, pero dañan el entorno vial, regando parte de su producto por todos lados. Parece que no hay interés en que tal cosa se corrija.

Hace algunos meses, las autoridades trataron de corregir las «totumas» de la Luperón con la 27 de Febrero, pero el remedio resultó peor que la enfermedad y dejaron la vía peor que antes. Ahora, por un tiempo, quedará corregido el problema y descuido empresarial, y también oficial, para exigirle a esas empresas hormigoneras que eviten y limpien esos derrames en esa importante vía.

Es bueno recordar que cuando la dictadura de Trujillo, en que solo existía la empresa Mezcla Lista, de familiares y relacionados con el dictador, ese reguero de concreto en las calles no se veía, ya que la misma empresa se encargaba de limpiarlo y especialmente en los lugares de vaciado, que en muchos casos son notables los restos de hormigón que queda en las calles y pocas veces se limpian esas «totumas» por empresas responsables.

El auge de la industria de la construcción, en los últimos años, se pone de manifiesto con el aumento de las empresas que suplen de hormigón industrial a los contratistas que han transformado el panorama urbano de la ciudad con el acelerado levantamiento de torres de las más diversas alturas, y con ello, el tráfico intenso de los camiones trompos a todas horas circulando por las calles, avenidas y autopistas para llevar su producto a los contratistas en sus obras. La autopista Duarte no se salva de las «totumas» de concreto en sus intersecciones del kilómetro 22 y la de Manoguayabo, así como en las salidas de las empresas hormigoneras, lo cual revela la indolencia oficial de exigirle a esas empresas que limpien el pavimento para eliminar esos residuos que en pocas horas se endurecen y luego es difícil eliminarlos para entonces dejarlo como parte de la estructura física del asfalto de las vías.

Los industriales del hormigón premezclado deberían ser los primeros abanderados de que no ocurran esos derrames en las vías públicas; si  es inevitable que los mismos ocurran, al frenar sus camiones o subir por una pendiente, entonces, deberían tener brigadas de atención a las vías que se ocupen de eliminar esos residuos ya que si lo dejan fraguar, en pocos días, es casi imposible eliminarlos adecuadamente, como se intentó hacerlo en la intersección noreste de la 27 de Febrero con la Luperón, donde el uso de una moto niveladora y un cargador frontal excavó largas ranuras en el pavimento convirtiéndolas sin querer en reductores de velocidad.

La pesadilla de las «totumas» no es exclusivo de las calles capitaleñas, sino que el problema es mucho más grave en las ciudades del interior con un mayor auge de las construcciones como Santiago, Puerto Plata y en las vías cercanas a Bávaro. Muchas veces hay empresas que trabajan con camiones trompo de segundas manos, ya descartados aquí o en el exterior, y por eso sus condiciones de operabilidad no son las más adecuadas, y por consiguiente los derrames de concreto son más abundantes.

En consecuencia, las autoridades, tanto municipales como las nacionales, junto con los empresarios del hormigón industrial, tienen que aunar esfuerzos para reducir esos derrames de concreto en las vías, mediante el uso de brigadas que acudan con prontitud a limpiarlos, poniendo especial cuidado en los lugares donde se estacionan esos camiones para el vaciado de hormigón de las partes estructurales de las edificaciones.

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