Condenados a morir de sufrimientos

Condenados a morir de sufrimientos

LEANDRO GUZMÁN
Contrario a lo que la gente cree, el principal problema de los pobres no son los apagones, ni la recogida de basura, ni la falta de aulas o de hospitales. El principal problema de los pobres, hoy día, es el alto costo de las medicinas.

El ciudadano de escasos recursos económicos que visita un hospital público o una clínica, posiblemente, aún dentro de las precariedades en el primer caso, afronte el serio problema de que no puede adquirir los medicamentos que les recetan por su elevado costo. Los que sufren del corazón, por ejemplo, se ven precisados a dividir en dos las tabletas que deben usar, como forma de que les rindan, pues no pueden darse el lujo de dar más de mil pesos por apenas catorce pastillas. Sin embargo, divididas en dos utilizando una cajita para tales fines inventada por los chinos, el paciente tiene así la oportunidad de usar el medicamento veintiocho días. Naturalmente, el efecto nunca será el mismo.

Sucede algo parecido a lo que ocurre con las medicinas para los diabéticos. Es tan alto su costo que muchos pacientes se ven condenados a morir, simplemente porque no pueden comprarlos. Hay medicamentos cuyo costo es casi equivalente a un salario mínimo, en el caso de que el paciente sea un obrero y trabaje. El mismo problema se aplica a quienes carecen de seguro médico.

Esta es una situación verdaderamente penosa, que tiene profundos efectos sobre nuestra sociedad. Un pueblo enfermo es un pueblo improductivo, de manera que de esa manera es imposible lograr el desarrollo.

La situación no solamente se presenta en la República Dominicana, sino que ocurre a nivel mundial.

Es por tal razón que hace algunos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS), con sede en Ginebra, hizo un dramático llamado para que las firmas productoras de fármacos hagan más transparentes sus costos, vale decir los reduzcan, porque los países pobres no pueden darse el lujo de adquirirlos a los actuales precios.

Es increíble que en tales circunstancias los medicamentos tengan que pagar el ITEBIS, como parte de una voraz política impositiva. No. Las medicinas deberían estar completamente exoneradas.

Las farmacias tienen mucho que ver en los actuales precios de las medicinas. Uno creía que al formar “redes”, como si fueran supermercados, los costos se abaratarían, puesto que se manejan mayores volúmenes y se supone que al ser así, la inversión sería menor. Sin embargo, no ha sido así, pues el margen de ganancias sigue siendo un 30 por ciento sobre el costo.

Se dirá precisamente para paliar el alto precio de las medicinas existen las llamadas “boticas populares”, que muchas veces han sido utilizadas con propaganda política.

Las boticas populares apenas son un paliativo, pues sólo venden algunos medicamentos genéricos, no todos. En ese sentido, si en verdad al Gobierno le interesa la salud de los pobres, deberían fortalecer esos centros de servicio con mayor cantidad de medicamentos. Es decir, ampliar la lista de los que tienen.

Si ahora mismo fuera posible cuantificar los cientos de miles de dominicanos, por no decir millones, que tienen problemas de salud y requieren de asistencia médica, comprobaríamos que el Presupuesto Nacional completo no alcanzaría para remediarlos. Esto es independientemente de que esos enfermos ven disminuidas sus posibilidades de producción, lo que se refleja en la economía, pues los enfermos nada pueden aportar a ella en tales condiciones. Es un crimen que se destinen fondos millonarios a ONGs que no rinden cuentas del dinero que reciben del Estado, porque sus regentes lo utilizan mayormente para hacer política a su favor en las comunidades que representan. ¿No sería posible establecer mediante un proyecto de Ley, un impuesto de un mínimo de un diez por ciento a esos fondos, a fin de destinar lo recaudado a las boticas populares?

Sabemos que eso no resolverá el problema, pero por lo menos contribuirá a mejorar la salud de los más pobres.

Hay otro punto que merece ser analizado, aunque este depende de la voluntad de los médicos. Esos profesionales pueden ayudar a tener un mayor acceso a sus servicios, haciendo honor a su juramento hipocrático.

La OMS ha dado una clarinada, que ojalá surta algún efecto. Habría que estar pendientes de la situación, pues no estamos en las condiciones en que se manejan los enfermos en algunos países, donde las medicinas les son proporcionadas sin costo alguno.

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