Familiares, comerciantes, activistas comunitarios y dirigentes de los derechos humanos condenaron las acciones de algunos agentes la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) por haber causado la muerte de dos vendedores de piña y herido a tres personas, luego de salir de un operativo en la calle 42 del barrio Capotillo del Distrito Nacional.
Las denuncias sobre abusos cometidos por los agentes llueven, en el sentido de que penetraron a casas y comercios, de donde se habrían llevado objetos de valor y mercancías. Para no dejar evidencias destruyeron cámaras de seguridad.
Las víctimas fueron identificadas como el comerciante Porfirio Sánchez Estévez, de 45 años, productor y vendedor de piña, oriundo de Cotuí, quien cayó abatido al lado de su camión.
También, el vendedor de esa fruta, Hansel Arias Cornielle, de 26 años, quien residía en la calle Respaldo María Montés, del sector La Zurza y era padre de dos hijos.
Estos cayeron pasadas las 3:00 de la mañana, cuando de acuerdo a testigos de la zona, patrullas de la DNCD respondieron cuando alguien lanzó una botella a uno de sus vehículos, próximo a la avenida Duarte, frente al Mercado Nuevo.
En el hecho resultaron heridos Juan de Jesús Reyes, de 63 años, herido en el tórax; Mariano Sánchez Vásquez, y Neify de Jesús Sena Pérez de 18 años, quienes están internos en el hospital Francisco Moscoso Puello.
El herido, Mariano Sánchez Vásquez, hermano de Porfirio Sánchez Estévez, uno de los fallecidos, relató que el hecho se produjo alrededor de las 3:00 de la madrugada cuando él y su pariente llegaron desde la provincia Sánchez Ramírez con un cargamento de piñas.
Relató que al lugar llegaron varios vehículos con el rótulo de la DNCD, de los cuales se desmontaron varios agentes que se dirigieron hacia el interior del ensanche Capotillo por la calle 42.
Agregó que, poco después, los agentes regresaron apresuradamente hacia sus vehículos y una multitud tras ellos les lanzaba piedras, botellas y les hacían disparos.
Miguel Minaya, presidente de la Federación de Asociaciones de Comerciantes del Mercado Nuevo, condenó el hecho por la forma en que la DNCD disparó sin tomar en cuenta que quienes estaban en el lugar eran personas de trabajo como los caídos.
Lamentó que la agencia antinarcótica la emprendiera a tiros a mansalva contra los comerciantes que llegan en horas de madrugada a la avenida Duarte y otras vías que conducen hacia el Mercado, sin medir las consecuencias.
“No dispararon para La 42, sino hacia los comerciantes que se dedican a la venta de piña, en la que lamentablemente dos compañeros perdieron la vida”, expresó Minaya.

De su lado, Virgilio Almánzar, presidente del Comité Dominicano de los Derechos Humanos (CDDH) demanda una investigación seria de la Procuraduría General de la República, ya que en el entorno de los hechos hay cámaras que facilitan las pesquisas.
“Hay muchas informaciones, tanto de la DCND como de la población, y lo mejor es que se investiguen todas, porque hay que buscar los responsables del hecho, sin importar quienes sean para que sean sancionados”, indicó Almánzar.
De su lado, Arístides Arroyo, de la Fundación Escoba de Capotillo, afirma que desde el miércoles en horas de la tarde, ya los delincuentes y la población en general del barrio, sabían que la DNCD montaría un operativo en la madrugada de ayer, lo que reafirma la complicidad de los agentes con el negocio de las sustancias prohibidas. “Ellos se benefician de esa situación, por tanto, los alertan cuando va haber eso”, proclamó Arroyo, indignado por lo sucedido en la Duarte con 42.
Consideró que si los muertos hubiesen sido delincuentes Capotillo estuviera prendido en fuego, pero como las víctimas son personas serias y de trabajo, todo está en calma.
“Hay que investigar la complicidad que tiene la DCND con la delincuencia organizada, no hay un solo gramo ocupado por esa agencia, no hay un delincuente preso, solamente hay comerciantes muertos”, apunta.
Negó que hubiera intercambio de disparos, ya que no hay víctimas de la DNCD ni de delincuentes.
Santo de la Cruz, señala que los agentes entraron a su casa y cargaron con prenda de vestir y tenis, y que a la salida desprendieron una cámara de seguridad.