Condenan muerte presidente Consejo de gobierno iraquí

Condenan muerte presidente Consejo de gobierno iraquí

REDACCIÓN CENTRAL (EFE).- El asesinato del presidente de turno del Consejo de Gobierno iraquí, Ezedín Salim, mereció ayer una amplia condena internacional y Estados Unidos aseguró que el suceso no hará que retrase sus planes de entrega del poder el 30 de junio.

El portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, afirmó que ese retraso es precisamente «lo que quieren los enemigos de la libertad, y no tendrán éxito».

Salim, segundo miembro del Consejo de Gobierno (nombrado por EEUU) que ha sido asesinado, murió en un atentado suicida cometido con un coche-bomba en Bagdad, en el que fallecieron otras ocho personas.

El asesinado, de confesión chií y miembro del grupo Al Dawa, se distinguió en los últimos días por sus duras críticas contra el clérigo radical chií Muqtada al Sadr, cuyos partidarios protagonizan un levantamiento armado en todo el sur del país desde hace varias semanas.

Entre quienes se sumaron a la condena del asesinato están la Unión Europea, la ONU y los jefes de Gobierno de Francia, Reino Unido, Alemania y Rusia.

La Unión Europea, cuyos ministros de Exteriores estaban reunidos en Bruselas, aprobó una declaración en la que condenó la violencia terrorista que se cobró la vida de Salim y también manifestó estar «horrorizada» por las torturas y malos tratos a los que fueron sometidos prisioneros iraquíes en poder de las fuerzas de ocupación en Irak.

El presidente francés, Jacques Chirac, se declaró «consternado» por el asesinato e insistió en que se requiere una solución «política» en Irak.

Esta solución, dijo el presidente francés, pasa por un traspaso de «la soberanía y del poder» a un Gobierno «realmente iraquí lo antes posible».

El primer ministro británico, Tony Blair, también condenó el atentado y recordó por medio de un portavoz que «Salim había trabajado durante el último año para dar a Irak un futuro de libertad, democracia y seguridad y todo esto es lo que rechazan los terroristas».

«Reconocemos -agregó la misma fuente- que la coalición en Irak se enfrenta a muchos desafíos. Pero creo que este tipo de ataques fortalecen nuestra determinación (a solucionar la situación que vive el país) y subrayan lo que está en juego».

El Kremlin también manifestó su pesar por el asesinato y afirmó que este suceso obliga a reconsiderar la actual política de normalización de Irak.

Este acto terrorista «envía asimismo una señal muy alarmante: es preciso reconsiderar el propio modelo de arreglo iraquí, a fin de garantizar su indispensable transparencia y, lo más importante, asegurar la comprensión y apoyo al pueblo de Irak», según la declaración del viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Yuri Fedótov.

Moscú aprovechó para reiterar su petición de que se convoque una conferencia internacional antes de la transferencia del poder del 30 de junio, por la que Washington no muestra muchas simpatías, y en la que deberían participar los países vecinos de Irak, todas las fuerzas políticas iraquíes y los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, entre los que se cuenta Rusia.

Por parte de Naciones Unidas, el asesor especial de esta organización para Irak, Lajdar Brahimi, condenó el asesinato, se declaró conmocionado por este «acto criminal» y afirmó en nombre de sus colegas del organismo internacional que Salim era uno de los ciudadanos más leales y patriotas de Irak.

También el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Bertrand Ramcharan, condenó el atentado y dijo que «este ataque contra civiles iraquíes es otro acto de terrorismo cometido por personas que no tienen ningún respeto por la vida de los demás ni por ningún otro derecho humano».

En Oriente Medio, Jordania condenó el asesinato y la portavoz del Gobierno de ese país, Asma Jader, declaró que «matar para conseguir objetivos políticos es inaceptable. Hay que poner fin a semejantes acciones».

Por su parte, el ministro de Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari, instó hoy a EEUU, después de conocerse el asesinato de Salim, a que no deje de apoyar el proceso democrático en Irak, especialmente si el presidente George W. Bush no es reelegido en las elecciones de noviembre.

«Abandonar el proceso para construir la democracia en Irak tendría consecuencias catastróficas», dijo Zebari, quien pronosticó que la violencia en su país aumentará cada vez que se acerque la fecha para el traspaso del poder a los iraquíes pero excluyó que llegue a provocar una guerra civil en el país árabe.

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