Conducción responsable (1/2)

Conducción responsable (1/2)

Por Julio Ravelo Astacio

Es lo que la inmensa mayoría de nuestra población desea. La situación de los accidentes de tránsito en nuestro país es alarmante. Debe preocuparnos a todos. Ver los reportes nacionales e internacionales nos debe mover a la acción. Somos el país con más muertes por accidentes de tránsito a nivel mundial.

Se estima que ocurren 65 muertes por cada 100,000 habitantes en nuestro territorio, nos siguen Zimbabue (41), Venezuela (39), Arabia Saudita (36), Tailandia (32) muertes por cada 100,000 habitantes.

Según estos datos estadísticos los accidentes de tránsito provocan la muerte de 1.3 millones de personas en el mundo. La ONE reporta muertes por accidentes y violencia en el 2021 y precisa fallecieron 4,391 personas de los cuales, el 42.7% corresponden a muertes por accidentes de tránsito.

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Son múltiples las causas que provocan estos hechos. Vamos a enumerar algunas:

-Manejo temerario. Personas que al conducir por calles y carreteras consideran que las vías se construyeron solo para ellos. Salen tarde de la casa, pero quieren llegar temprano al trabajo, colegio o cita. Con su accionar, atropellan los derechos de las personas que se esforzaron en salir a una hora apropiada para estar a la hora deseada en su destino. No respetan señales de tránsito, ni toman en cuenta los avisos que advierten sobre la velocidad límite, curvas peligrosas, cruce de peatones, no ceden el paso.

-Vehículos en mal estado, sin frenos, con llantas lisas o deterioradas.

-Consumo de drogas o uso abusivo de bebidas alcohólicas.

-Altos niveles de intolerancia y una marcada irritabilidad.

-Calles o carreteras en mal estado y carentes de señalización.

A todo esto, agreguemos; -Conductores de patanas abusadores, desaprensivos, sin un mínimo respeto a los demás ciudadanos. Rebasan en cualquier punto. Se mantienen en el carril izquierdo, sin luces ni señalización, gomas en mal estado.

-Guagüeros: que entienden las vías fueron diseñadas y construidas para usufructo personal.

-Motoristas: que juegan con su propia vida, pero exponiendo peligrosamente la de los demás. Para ellos no hay leyes ni reglamentos, manejan por la izquierda, por la derecha, en vía contraria, hacen irresponsables competencias, se acuestan en los motores, levantan la rueda delantera, se suben en los elevados, sin que autoridad alguna los controle.

Las consecuencias de los accidentes de tránsito son muy traumáticas. Una parte de los accidentados fallece en el lugar, otros mientras los conducen o dan atenciones en un centro de salud, un número importante de ellos van a engrosar el alto número de discapacitados que tenemos en nuestro país. Fracturas, yesos, amputaciones, lesiones permanentes, diversas cirugías, camas hospitalarias ocupadas por semanas y meses con lo que elevan los gastos. Traumas emocionales que repercuten en la vida de los accidentados y toda su familia. Según datos todo ello contabiliza más de 2.21% del PIB.

En tiempos pasados se tenía la sensación de que la vida transcurría lenta. No había mucha prisa. Se podía programar el mañana, planificar la existencia. En la actualidad, la sensación es que todo tiene que ir de prisa. Estar informado, preparado, desarrollar conocimientos y destrezas para lograr un trabajo. Lograr dinero rápido y con el mínimo esfuerzo. Arremeter contra todo lo que se interponga en el camino, sin importar consecuencias. Esa desesperación, esa prisa unida a elevados niveles de intolerancia e irritabilidad contribuye en buena parte al aumento de los accidentes.

Algunos recuerdos que valdría la pena tomar en cuenta:

-La campaña que hace varias décadas mantenía la Policía Nacional y donde uno de sus miembros de nacionalidad española, megáfono en mano, durante horas explicaba a los ciudadanos conductores y peatones sobre la forma correcta de conducir, parquearse, respetar los semáforos, cruzar las calles.

-Un anuncio del circuito Corporán que expresaba sin ambages: “El que se muere en la mañana, lo entierran en la tarde. El que muere en la tarde, lo entierran en la mañana”. Para agregar: maneje con cuidado. Fueron muchas las personas que comentaban la alta velocidad a que conducían y solo con escuchar esta advertencia alejaban el pie del acelerador.

-Una empresa de Santiago dedicada a la venta de vehículos, si no me traiciona la memoria, se valía de una niña para aconsejar al padre sobre la importancia del manejo responsable.

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