Conductores desaprensivos

Conductores desaprensivos

Todavía sigue intacta la imagen de los cuerpos muertos de la madre, la hija y la nieta dentro del carro arrollado por la ferocidad de un enorme camión.

El impacto fue mayor para mí porque minutos antes tuve que ponerme a un lado  de la avenida al escuchar la potente bocina del enorme aparato que parecía salir del infierno y que exigía de forma desafiante que todo el mundo le abriera el paso.

Pero ese mismo conductor no enfrentó con responsabilidad el desastre producido, simplemente abandonó la escena dejando los cuerpos destrozados y sin vida.

Este hecho tan trágico es la indicación de que en nuestro país carecemos de leyes y medidas duras que controlen la actitud con que se desplazan por nuestras vías los conductores de vehículos pesados.

Cuando un periodista preguntó sobre el por qué de estos accidentes, un camionero simplemente dijo que “aquí se maneja conforme a la conciencia de cada quien”.

Con esto quiso decir que en las calles prácticamente no hay reglas claras establecidas.

Las sanciones son flojas. Los hombres de volante pesado están protegidos por seguros que les permite ante un accidente, por trágico que sea, no pisar siquiera las puertas de una cárcel.

A estas máquinas peligrosas nadie las para porque son propiedades de altos militares, empresarios o compañías muy bien protegidas.

Los policías de tránsito detienen a los motoconchistas y a los choferes de carros públicos y privados, pero difícilmente usted los ve haciendo tal cosa con un camionero.

Son intocables a pesar de que una de las características más común es el uso de una velocidad que sobrepasa los límites de la prudencia.

¿Hasta cuándo seguirá el luto llegando a los hogares dominicanos por la inconciencia de estos conductores desalmados y descontrolados?

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