Confesiones de un guionista
Novela de Marcio Veloz Maggiolo 

<P><STRONG>Confesiones de un guionista<BR></STRONG>Novela de Marcio Veloz Maggiolo </P>

Apenas a 12 días de habernos impactado con su Memoria Tremens,  lanzada por Alfaguara, Marcio Veloz Maggiolo nos conmociona con su nueva novela, Confesiones de un guionista, ahora bajo la colección La otra orilla, de Editorial Norma.

En esta ocasión Marcio deja de lado el escenario de Villa Francisca y escoge uno más universal.

Añoramos el parque Enriquillo de los años 50 con sus palmeras y sus árboles Cananga, productores del perfume Ilang-Ilang, siempre presente como personaje fundamental en la narrativa de Veloz Maggiolo y hoy extrañamente ausente, cuando el autor nos trae una historia en la cual se adentra en los vericuetos de la mente de un ser atormentado, el cineasta Gus Lamar, quien contrata al escritor Claudio para que escriba el guión de una película que planea sobre un personaje a quien ridiculizará, obsesionado por una venganza por motivos puramente sexuales.

Experto en su uso, Marcio maneja, como de costumbre, el lenguaje como un maestro, y conocedor de la naturaleza humana nos trae, en el guión sugerido, la historia de un maquillista hombre-mujer, que se desenvuelve en dos planos: entre senos y pezones maquillados, furias y ménades del panteón olímpico y de la mitología griega y en el ambiente sórdido de La cortina de bambú, antro de prostitutas y de maricas donde se llevan a cabo los actos de streaptease que son parte fundamental en el entramado de la novela.

Ninguno de los personajes falta y ninguno sobra; el director obcecado con su venganza; el ingeniero Lamar, su padre, preocupado por las preferencias sexuales de su hijo a quien trata de apartar de sus “desviaciones” acercándole a una prostituta, La Mariposa, a quien incluso trata de proteger más allá de la desaparición del hijo. No hay personajes superfluos, todos entran y salen llenando un espacio vital en la narración, con sus traumas y sus problemas, moviéndose en un mundo de travestis, que se miran en un espejo de dos caras que refleja su imagen de hombre-mujer; actores de una tragedia griega, los hombres disfrazados de mujeres tras la máscara que oculta sus pensamientos y bajas pasiones, hasta el desenlace final, cuando en un gran concertante de zarzuela, se unen en el escenario para darnos un final dramático tal y como nos tiene acostumbrados Marcio Veloz Maggiolo.

Como siempre, el lenguaje nítido y claro de Marcio sirve de vehículo para contarnos una historia bella, enteramente pasional que nos muestra en toda su truculencia, pero en una forma fina y elegante toda la sordidez que prima en el mundo de la prostitución y la droga.

Se dice que Editorial Norma ha decidido suspender la edición de obras en nuestro país, lo cual sería grandemente perjudicial para el escritor dominicano, pero creo que no podía haber escogido un mejor trabajo, para cerrar con broche de oro, que Confesiones de un guionista de Marcio Veloz Maggiolo.

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