Confianza y optimismo

Confianza y optimismo

En una sociedad, no todos los actores perciben al mismo tiempo y con la misma intensidad los cambios, positivos o negativos, que se producen en coyunturas históricas difíciles como las que ha vivido la República Dominicana en los últimos años.

Parecería que una correlación piramidal orientada desde la cúspide hacia la base determina que en los grandes conglomerados se perciban o avisten los cambios antes que en los estratos más bajos de la sociedad.

Hace aproximadamente un año, la grave situación económica mantenía a la mayoría de los dominicanos sumidos en el pesimismo y aunque no parecía que hubiese motivos para el optimismo y la esperanza, la empresa de comunicaciones Verizon inició una campaña promoviendo la idea de que el país podía y debía marchar hacia adelante y recuperarse de su abatimiento. Era, según creemos, una forma de alentar a los hombres y mujeres del país para que empezaran a deshacerse de la sensación de derrota y a trabajar por revertir aquel presente.

Con el tiempo, en la medida en que la percepción de cambios ha ido descendiendo hasta las capas medias y las bases de la sociedad, otras entidades económicas y sociales han desarrollado campañas basadas en aquella visión optimista.

-II-

En estos tiempos, varios factores han hecho renacer la confianza de los agentes económicos que el descalabro de tres bancos y algunos traspiés políticos habían aniquilado. De ello se deriva el descenso continuado de la tasa de cambio del dólar con todos los efectos positivos que eso implica para una economía de alto valor agregado importado. A esto se suman un factor externo, definido por el comportamiento de los precios del petróleo, que ha permitido abaratar los combustibles, y las expectativas por el nuevo acuerdo petrolero suscrito entre la República Dominicana y Venezuela, que representará un gran alivio para nuestra economía.

Otros factores, como el avance hacia la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que permitirá que el país tenga acceso a recursos frescos, están entre las perspectivas de mejoría que justifican la sensación de optimismo que exhiben amplios sectores. Aún cuando organismos regionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sostienen que la República Dominicana está entre los países que no experimentarán crecimiento económico para el 2005, no hay dudas de que nuestras perspectivas son realmente alentadoras.

-III-

Con esa misma confianza que está renaciendo, con el optimismo que hace un año parecía extemporáneo e inexplicable, pero que tenía su justificación, los dominicanos debemos emprender el camino hacia la recuperación total y el crecimiento económico.

Bajo esa misma premisa debemos trabajar para una recuperación plena de nuestros valores perdidos, para revertir el estado de inseguridad ciudadana, las altas tasas de delincuencia y violencia y la descomposición de la familia.

Ya en muchas otras etapas históricas la voluntad de todos ha sido la determinante del rumbo a seguir. En esta oportunidad, aprovechemos los signos alentadores que hemos empezado a percibir para trabajar con ahínco y marchar hacia adelante.

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