Confiscan armas a gente violenta durante visitas al Darío Contreras

Confiscan armas a gente violenta durante visitas al Darío Contreras

POR ALTAGRACIA ORTIZ G.
En el hospital Darío Contreras se confiscan cada día decenas de armas de fuego y blanca, sobre todo cuchillos, “sacahígados”, puñales, punzones y “chilenas”, a personas que acuden a la emergencia o a visitar  pacientes ingresados.

 El director del hospital, doctor Héctor Maceo Quezada, reaccionó alarmado por la cantidad de armas que se ven precisados a quitar en la entrada del hospital.

“Mira, la violencia se ha apoderado tanto de la gente  que llegan violentos y no respetan, si tú los dejara tomarían venganza contra pacientes en el mismo hospital”, sostuvo el  doctor Maceo Quezada.

 Analizó que la violencia tiene un alto costo para el hospital, pues una persona que recibe heridas de armas blanca en el abdomen, el hígado y otros órganos, necesita fármacos caros, cirugía, cuidados intensivos y cuidados especiales.

 Aunque no tenía disponibilidad de estadísticas, el doctor explicó que las heridas por armas blancas llevan la delantera a las de fuego. La mayoría de la gente víctima de violencia o agresores llegan al centro de salud procedentes de los barrios más pobres.

“Tanto los heridos como los agresores llegan violentos, la conducta es la misma, pero eso también pasa en muchos casos con los accidentes de tránsito”, sostuvo el doctor Maceo Quezada.

El profesional solicitó al gobierno disponer la entrega de los recursos para concluir la emergencia del hospital necesaria para  un hospital que maneja pacientes con heridas de gravedad.

El hospital Darío Contreras lleva 14 años con la emergencia a  mitad de construcción. Fue iniciada en el último gobierno de Joaquín Balaguer en 1994.

Con respecto a la violencia, al hospital llegan más pacientes de  accidentes de tránsito, ha bajado la incidencia en torno a las armas de fuego, pero se mantienen altas las heridas de armas blanca.

El funcionario mostró  una gaveta cargada de armas de fabricación casera. La mayoría de ellas fueron decomisadas en las puertas de acceso a la emergencia y a las salas del hospital.

Cuchillos ensangrentados, armas filosas y objetos que malhechores convierten en armas mortales forman parte del paquete que cada día es confiscada a los visitantes del centro sanitario.

Explicó que aunque para los médicos, un delincuente que está en el hospital es un paciente, ven con pena, como un agresor herido sale del hospital  y a los quince días regresa, todavía con la herida fresca, con otra puñalada. Es el drama de esta sociedad, la violencia crece y el hospital es el recipiente.

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