Confiteor mea culpa

<P>Confiteor mea culpa</P>

GIOVANNI D`ALESSANDRO
Comenzando por nuestro presidente Leonel Fernández, que en su discurso de rendición de cuentas reconoció públicamente la baja inversión en Educación con las siguientes frases:

“Con respecto a las áreas de educación, salud y políticas sociales en general, reconozco que hay un criterio generalizado en distintos ámbitos de la vida nacional en relación a lo que se estima como baja inversión para este sector.”

“Acepto el hecho de que la inversión en educación, así como en todo el ámbito social se encuentra por debajo del nivel internacionalmente reconocido como adecuado.”

Confiesan igualmente su poca fe los delegados del área educativa de los cuatro principales partidos políticos, declarando que el sistema político local no está listo para firmar un Pacto por la Educación, argumentando que “no están lo suficientemente civilizados o educados”.

 Todos coincidieron en que la clase política “aún no está lista para asumir ese tipo de acuerdo”.  Lo que demuestra la falta de un verdadero compromiso por el desarrollo del país de parte de nuestros dirigentes políticos.

Me pregunto, ¿es que en nuestro país ya no hay voluntad política y civil para dejar a un lado las políticas clientelistas y pasar al camino correcto que saque a nuestro pueblo de la ignorancia y la pobreza? ¿No existe en los dominicanos la pasión por resoluciones que brinden verdaderas oportunidades en vez de prebendas temporales que nada resuelven, tal y como lo son los subsidios al gas y la electricidad?

Opino que la razón fundamental por la cual nuestros gobernantes y clase política no han priorizado el gasto en Educación, es que nuestro pueblo no la percibe como algo esencial y vital.

Siendo esto una gran paradoja, ya que sin una oferta de educación pública de calidad, nuestros pobres nunca alcanzarán las oportunidades que les permitan escalar a niveles de ingreso que mejoren su calidad de vida y por ende dinamice la economía nacional.

Igualmente nuestro país, que está aturdido por el cambio de modelo económico de zonas francas con mano de obra barata a otro completamente distinto, regido por una economía globalizada con cero proteccionismo, que basa sus competencias en una mano de obra especializada y capacitada, se está quedando cada vez más y más rezagado, precisamente por la baja inversión en educación con respecto a sus vecinos competidores.

Los empresarios han expresado su deseo de que todos los partidos políticos firmen un Pacto Social por una Educación de Calidad. Así lo han hecho recientemente la ADP, la sociedad civil a través de Foro Socio- Educativo y las distintas denominaciones y grupos religiosos, quienes propugnan elevar la inversión y la calidad de la educación. ¿Pero de qué vale este clamor si nuestra clase política no muestra un real compromiso, ni una obsesión por la educación?

Sin una mejoría sustancial de las capacidades de nuestros recursos humanos estamos condenados al fracaso y a la inviabilidad como país. Si no lo hacemos ahora, que estamos a tiempo, lamentaremos en gran manera nuestra culpa. ¡Quiera Dios y así no sea!

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