El amor entre hermanos se construye con la convivencia, se sustenta en los lazos de sangre o del corazón. La relación de hermanos supone una igualdad y horizontalidad del trato desde los padres a los hijos, basándose en la convivencia sana y constructiva de la familia.
Uno de los amores más fuertes y más sólidos suele ser el que se experimenta en la hermandad, tener hermanos es un privilegio y una gran bendición. Los hermanos se convierten en los primeros amigos, con los que se ensaya el asertividad en las relaciones interpersonales.
Con los hermanos, se aprende en primera instancia el comportamiento social, se integra la capacidad y necesidad de ceder, negociar, comunicarse, entre otras habilidades psico-emocionales que se desarrollan en la infancia.
Es de esperarse que, en ocasiones, producto del roce y la convivencia, se generen peleas o discusiones entre los hermanos, sobre todo en la niñez, sin que estas peleas o pleitos signifiquen o evidencien algún problema o falta de amor entre ellos.
Diversos estudios demuestran que los pleitos entre hermanos ocurren en un 35 por ciento de las familias y pueden pelear hasta 5 veces al día; sólo el 4 % de los hermanos, pueden llegar a tener una diferencia que los lleve a sufrir golpes con hematomas o heridas graves; estos pleitos tienen una frecuencia similar en diversas etnias y grupo socioeconómico.
La etapa en que ocurren de manera más frecuentes los pleitos entre hermanos es entre los 2 a 6 años de edad. A partir de entonces los pleitos se dan por diferencia de interés, lucha de poder o de posicionamiento en la familia, siendo más marcadas si tienen una diferencia de 5 a 7 años de edad. Cuando la diferencia de edad es mayor, los celos son menores pues cada uno tiene intereses distintos; sin embargo, en este caso, las dificultades pueden darse debido a exigencias de privacidad y espacio por parte del hermano mayor.
Al cumplir los 15 a 16 años, las diferencias entre hermanos van mermando. Sin embargo, estas diferencias permanecen y se manifiestan constantemente, los padres se angustian y se preocupan por la unidad de la familia.
Aunque suele ser normal que se produzcan pleitos entre hermanos, es recomendable educar en la paz para no permitir que estas diferencias alcancen niveles de hostilidad o rivalidad que laceren la relación entre ellos y que, en el peor de los escenarios, afecten a la familia completa.
El amor profesado por los padres hacia cada uno de sus hijos, puede ser distinto, pero no mayor ni menor, amando a cada hijo según sus diferencias, pero con la misma intensidad. Cada hijo suscita un amor incondicional y único.
Para evitar estos pleitos es importante:
Promover desde el amor un clima de respeto entre los miembros de la familia.
Nunca mostrar preferencias por unos de los hermanos; compartir en equidad el tiempo, premios o manifestaciones de amor y cariño.
Enséñele normas de agradecimiento y cortesía, los buenos modales evitan los conflictos con todas las personas y mucho más con los que establecemos nuestra convivencia cotidiana, como es el caso de los hermanos.
Propiciar un ambiente donde se de la interacción positiva, evitando discusiones y falta de respeto.
Enséñeles a no hacer juicios ni tomar decisiones mientras se está enfadado; es mejor esperar calmarse antes de hablar.
Fomente actividades lúdicas no competitivas entre ellos.
Nunca compare a su hijo con nadie, y mucho menos con sus hermanos.
Evite generar la percepción de que hay un hermano que está “bien” y uno que está “mal”.
Enséñenle a compartir, a disfrutar las cosas que tienen en común y aceptar sus diferencias.
Supervisa qué programas ven en la tv y a qué juegan.
Refuerza positivamente cuando se porten bien, premiado el buen comportamiento y la amabilidad.
Cuando los hermanos discutan, motívelos a buscar una solución a sus diferencias de una forma amigable.
Enséñelos a ponerse en el lugar del otro y a llegar acuerdos.
Es recomendable ignorar los pleitos menores y actuar de inmediato ante insultos y agresiones.
Si los pleitos permanecen, es recomendable conversar con cada hermano por separado., si aún permanecen las diferencias que llevan a los conflictos, entonces podría ser de provecho asistir a terapia familiar. La autora es fundadora y directora colegio Montessori Learning Center. Facbook/MLC.Montessori Instagram/ @MLC_School / Instagram: @virginiapardilla279.