Confrontación petrolera

Confrontación petrolera

Causó ronchas el resonante éxito alcanzado por Barack Obama en la capital alemana. Los estrategas de la campaña de John McCain utilizan vistas de la multitudinaria manifestación de Berlín para atacar al candidato demócrata. Pero el anuncio, fílmico, tiene un sustrato más profundo. Envuelve al petróleo. En tiempos de crisis, como la que sacude a la gran nación del norte, todo se vale. Y el petróleo parece una excusa ideal.

En tanto, el actual gobierno estadounidense comienza a contemplar la plataforma del golfo de México para la prospección petrolera, Obama se inscribe en la lista de quienes buscan alternativas. Pienso que, de mantener este propósito, recorre el camino correcto. McCain tiene que defender las instalaciones de perforadoras en el mar, no solamente porque George W. Bush piensa en ellas. También porque ha sido un gobierno republicano el que ha conducido a la humanidad al conflicto de Irak, en busca de petróleo. Porque, quiérase que no, se andaba tras este quemante combustible cuando se decidieron las erráticas acciones contra Saddam Hussein.

No de otra forma se explican las casi mil declaraciones falsas que sobre ese tiránico gobernante o su poderío, hicieron Bush y colaboradores suyos, antes de la guerra. Para que un gobernante mienta a sabiendas, y ponga a otros funcionarios a hacerlo, tienen que existir razones poderosas. Y como determinaron el Centro por la Integridad Pública y el Fondo por la Independencia en el Periodismo, en novecientas treinta y cinco oportunidades, se propalaron mentiras sobre Hussein o su régimen.

Investigadores del Centro y del Fondo hurgaron en archivos sonoros de radiodifusoras, en videotecas de plantas de televisión y en hemerotecas de diarios, para dar con las declaraciones. Y en una información divulgada en el país por Prensa Asociada (AP), bajo la firma de Douglas K. Daniel, se conoció de esa campaña previa a la guerra. Ese conflicto es padre de la crisis actual. El petróleo, como vemos, no es paja de coco.

Tal vez Obama deba cuidarse. No en balde se le compara con John F. Kennedy. Porque ponerse a promover la investigación e impulso al desarrollo de fuentes de energía alternativa, no es, tampoco, paja de coco.

Hugo Chávez, el intemperante mandatario venezolano, dijo hace poco que el precio ideal del barril del petróleo es de cien dólares. Si el pronunciamiento se tomase como mandato, la exploración en el golfo podría caerse. Pero lo que no debe detenerse bajo ningún concepto es la investigación destinada a desarrollar fuentes alternativas para la generación eléctrica. Porque si esas investigaciones hubieren tenido el respaldo suficiente en el pasado, tal vez el petróleo no sería, hoy día, excusa de extorsiones políticas internacionales.

Pero McCain, o los estrategas que dirigen su campaña propagandística, no lo han pensado. O no desean saberlo. Y los que impulsan la obamanía no comprenden los alcances de una confrontación por otra manía, la del petróleo.

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