SUCRE, Bolivia.- Los senadores y diputados de Bolivia analizan este jueves en Sucre la renuncia del presidente Carlos Mesa presionados por demandas de llamar a elecciones y enérgicos reclamos en favor de la nacionalización del gas.
El Congreso fue instalado en Sucre, capital constitucional de la Bolivia, luego que La Paz, sede los tres poderes, está desde hace semanas virtualmente copada por manifestantes y al borde del desabastecimiento.
Los 157 senadores y diputados fueron llegando el miércoles a Sucre, a 740 kilómetros de La Paz, pero también son esperados indígenas y mineros convocados por el líder socialista, Evo Morales, quien instó a sus huestes a exigir el adelantamiento de las elecciones.
La sesión del Congreso está marcada para las 10H30 (14H30 GMT) y el principal punto del orden día es pronunciarse sobre la renuncia de Mesa, quien el lunes decidió abandonar el cargo tras 20 meses de gestión.
La comunidad internacional ha puesto el ojo en la crisis boliviana y en Buenos Aires se anunció el envió de una misión de veedores de Argentina, Brasil y la ONU que fue pedida por Mesa.
Cientos de campesinos quechuas marchan desde las vecinas provincias de Cochabamba y Potosí hacia Sucre para impedir la asunción del actual presidente del Congreso, Hormando Vaca Diez, primero en línea de sucesión de Mesa.
En caso de que el Congreso acepte la renuncia de Mesa, existe incertidumbre sobre si Vaca Diez, asumirá el mando. Mesa y varios de sus opositores, pidieron a Vaca que dé un paso al costado.
El líder opositor Evo Morales llamó a los campesinos quechuas de Cochabamba y Potosí a «impedir» que Vaca Diez, a quien tildó de «mafioso político», presida Bolivia hasta agosto de 2007.
La constitución dice que si renuncia Mesa, Vaca es el primer sucesor, seguido de Mario Cossio, presidente de la Cámara de Diputados, y el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Rodríguez; único facultado para convocar a comicios generales.
«Vamos a sesionar y tomar decisiones que no permitan la división de Bolivia», declaró el diputado liberal Luis Eduardo Siles.
Cossio ya se mostró dispuesto a renunciar en favor de Rodríguez, pero existe incertidumbre sobre la actitud que asumiría Vaca, un dirigente de derechas.
La Conferencia Episcopal de Bolivia, que intenta mediar en la crisis, informó que existe coincidencia con sectores políticos y sociales en anticipar los comicios generales como salida a la grave crisis.
La dimisión de Mesa se registra tras 20 meses de gestión, en la que sin apoyo sólido del Congreso no consiguió contener los reclamos por la estatización del petróleo ni las exigencias regionales de mayor autonomía del gobierno central. A juicio del dimitente mandatario, Bolivia está ahora a un paso de la «guerra civil».
Mesa, de 51 años, debería gobernar hasta agosto de 2007. Sucedió en su calidad de vicepresidente a Gonzalo Sánchez de Lozada, quien dimitió en octubre de 2003 en medio de una sangrienta rebelión popular desatada por la oposición a exportar gas y que dejó 80 muertos.
La convulsión aumentó esta semana luego que un grupo de indígenas tomó siete campos de las petroleras Repsol (España) y British Petroleum (BP, Gran Bretaña) en el departamento de Santa Cruz, como parte de las movilizaciones sociales que exigen la nacionalización de hidrocarburos, informaron fuentes de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos (CBH).
La toma de campos en Santa Cruz se sumó al cierre de válvulas en la estación de Sisa Sica, en el límite de Bolivia y Chile, que cortó las exportaciones de crudo por el puerto de Arica.
La ausencia total del Estado, llevó este miércoles a un grupo de sectores cívico-sindicales, a declarar una Asamblea Popular en La Paz.
«Ante el poder paralelo de las transnacionales, de la embajada norteamericana y de la oligarquía, anteponemos el poder del pueblo», dijo el líder sindical, Jaime Solares.
El líder de la etnia aymara, Felipe Quispe, dijo que una guerra civil sería «mucho mejor» para que defina quién manda en el país, según declaró a la privada cadena radial Radio Programas del Perú (RPP).