Hace dos semanas nuestra sociedad celebró el XXIV Congreso Internacional de nuestras especialidades. Hard Rock fue el hotel en Punta Cana que nos alojó por cuatros días para discutir los temas más actualizados en ambos campos. Fue un congreso de gran profundidad científica y de refinada camaradería entre los colegas. Deseo felicitar a nuestro presidente el Dr. Luis Suazo, quien junto a una activa directiva realizó muy buena reunión.

Permítannos comentar algunas de las novedades científicas del evento, ya que es imposible valorar más de cien ponencias y mesas redondas. Participamos nosotros con el tema de la Neurocisticercosis, pero será razón de otro “conversatorio”. En primera instancia, comentaremos uno de los trabajos presentados por el Dr. Santiago Valenzuela, brillante neurocirujano, quien nos mostró sus experiencias de 19 años con la cingulotomía en el país. Esta es una cirugía cerebral, más bien es una psicocirugía que comenzó a practicarse en el 1952 como alternativa a la lobectomía. Imagine usted por un momento a una persona padeciendo una severa enfermedad mental como una psicosis bipolar o una psicosis compulsiva-obsesiva, que se caracterizan por la extrema agresividad del paciente, que no ceden con ninguno de los esquemas farmacológicos de los que disponemos en la actualidad. Entonces en combinación: psicólogos, psiquiatras y sus familiares, autorizan al neurocirujano a practicar una cirugía en el cerebro del paciente.

Debidamente escogido, con la intervención se procura desconectar con la disección el cableado de fibras nerviosas de la circunvolución cingulada del sistema límbico del cerebro, que es el centro de las emociones humanas. El paciente se logra tranquilizar y entonces se le devuelve la paz a él, a sus familiares y a la sociedad.

Otro de los tópicos que deseo conversar con ustedes, sobre los temas tratados es la conferencia sobre el sueño y la enfermedad Cerebro Vascular, del profesor salvadoreño Dr. Héctor Orrego, muy ilustrativa y trató el tema de las roncopatías y los derrames cerebrales. Los grandes roncadores durante el sueño tienen más chance de padecer un “derrame” (un accidente cerebro vascular) que los que no roncan.

Señaló que tanto el dormir mucho como el dormir poco son dañinos para el cerebro, vemos entonces lo importante que es un equilibrio. Resaltó el grave peligro de la llamada apnea del sueño, estas son esas mesetas durante el sueño donde la gente deja de respirar por segundos, son una especie de pausa en la ventilación, las que producen una hipo perfusión de sangre al cerebro, aumentando por igual los “derrames” y el chance de padecer demencia temprana en estos pacientes.

Destacó el expositor que durante el sueño es que el cerebro más trabaja y que la apnea mencionada genera valles de caída de la presión, pero que por igual se pueden producir crisis hipertensivas y sangrados por la activación de los sistemas adrenérgicos. El gran roncador, el potente y vibrante, por la cercanía produce compresión episódica de las carótidas vecinas que derivan en pequeños infartos cerebrales. Señaló por igual que el chance de las hemorragias cerebrales aumenta por la posibilidad de que hay durante el sueño episodios bruscos de aumento de la tensión arterial.

Enfatizó que la alterada calidad del sueño es un elemento de vital importancia en la producción de los derrames cerebrales y en las demencias de inicio temprano y que nosotros los médicos no le ponemos la debida atención y que la más de las veces es una información que es el propio paciente que nos dice “doctor no estoy durmiendo bien”. Razonó que el sueño por todas esas implicaciones, debe ser considerado como un signo vital, como lo es el pulso, la temperatura y la tensión arterial. El colega cita fuentes muy actualizadas del American Journal of Cardiology del 2015 (115) 4, señaló que el 86% de los derrames cerebrales han tenido o tendrán correlación con alteraciones de la calidad del sueño relacionada con la apnea y la hipoxia. Seguiremos comentado estos temas neurológicos de gran actualidad.