Euphorbia pulcherrima Willd. ex Klotzsch, mejor conocida como la “Flor de Nochebuena”, “Flor de Navidad”, “Estrella de Navidad”, “Santa Catalina”, “Flor de Pascua” o “Flor de Fuego”, es uno de los símbolos navideños más representativos a nivel nacional.
De acuerdo con la doctora María de Lourdes Delgado Aceves, Académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), esta encantadora especie es endémica de México.
«En áreas naturales, especialmente en barrancas y cañadas podemos encontrarla de forma arbustiva en varios estados como Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Estado de México, Guerrero, entre otros. En su búsqueda, a varios metros de distancia se distingue por sus coloridas brácteas rojas y/o blancas.
Esas brácteas características de la especie son comúnmente confundidas con sus pétalos, lo que hace parecer una flor de gran tamaño, pero, botánicamente hablando son hojas modificadas que acompañan a la flor (Rodríguez-Rojas et al 2021)», explicó.
Entonces, ¿cuáles son sus flores? Sus flores son ese conjunto de diminutas estructuras amarillas/blancas al centro de las brácteas llamada ciatio. Ahora entendiendo un poco a la nochebuena, podemos decir que a través de los años la creciente demanda y valor comercial que ha adquirido, México y otros países se han enfocado en el manejo agronómico y el mejoramiento genético con el fin de destacar atributos en el color, forma y tamaño de sus brácteas y de la planta en general.
Agregó que actualmente, Estados Unidos, Francia, Holanda, Alemania e Italia reportan el mayor número de patentes de cultivares comerciales de nochebuena. Cabe destacar que, México siendo centro de origen de esta valiosa y singular especie, tenemos la gran oportunidad de hacer uso la diversidad genética la cual podemos aprovecharla para potenciar esos atributos y a su vez, hacer un manejo responsable del recurso natural resguardando y conservando la especie nativa.
«En el mercado, podemos elegir entre más de 30 variedades comerciales disponibles de plantas de nochebuena con brácteas rojas, blancas, amarillas, rosadas, salmones, rayadas y marmoleadas, siendo las rojas las preferidas por sus consumidores. Además del abanico que ofrece en sus colores, el tamaño de las plantas es otra elección, ya que se puede adquirir una planta de interior (15 cm “ministar”) hasta plantas-arbustos de traspatio (1.5-2.0 m de altura). Y finalmente, su forma, entre brácteas rizadas o lisas.
La nochebuena no es solo un símbolo, sino es un estandarte de cultura, tradición e historia. Dentro de la cultura prehispánica ésta planta se destacaba y era utilizada por los nahuas los cuales le llamaban “cuetlaxochitl” (significa flor de cuero) por su singular belleza como flor de ornato», resaltó.
Indicó que posteriormente, en la época de la colonia en el siglo XVII la planta fue cultivada por los frailes franciscanos que cumplían con sus órdenes sacerdotales en Taxco de Alarcón Guerrero empleándola como una flor ornamental en las fiestas de “Santo Pesebre” y “Pascua” (Canul et al., 2012; Trejo-Hernández et al. 2015).
Aseguró que la historia de la nochebuena va más allá, ya que en 1925 el norteamericano Joel Roberts Poinsett botánico de profesión, en sus visitas como embajador en México, trasladó este preciado material a su país llegando a manos de Paul Ecke el cual estableció y cultivó estas plantas introducidas en su rancho en California, E.U.A. con el fin de hibridar y mejorar la especie. Es así qué desde entonces el aprovechamiento de esta planta es explotado por países extranjeros para su adaptación, comercialización y producción.