Conocimiento del temperamento

Conocimiento del temperamento

ATAHUALPA SOÑÉ M.
Hay temas que cuando son tratados, nos obligan de inmediato a tocar otro de manera colateral, pero esto más bien ocurre por la influencia y contagio inmediato, amén del sentido y grado de confusión al que conducen.

Al referirme en una entrega anterior a la estrecha relación que resulta del vínculo de los términos: personalidad, carácter, temperamento, se impone pues la recurrencia que nos define el otro camino hacia el tema de la personalidad.

Desde la tempranez que nos marca la edad antigua ha llegado hasta época la doctrina de que el temperamento de una persona está determinado por los «humores» (segreciones glandulares) del cuerpo. Ya hemos apuntado que el término «temperamento» entra en la lengua inglesa conjuntamente con la doctrina de los cuatro humores. Continúa significando»: una constitución o hábito mental que depende especialmente de la constitución física o muy relacionada con la misma. Desde tal enfoque las investigaciones sobre el temperamento apuntan hacia la psicología constitucional.

El temperamento, la inteligencia y la constitución física, pueden considerarse como materia prima de la personalidad. Dichos factores se basan en gran parte en la determinación genética, razón por la cual son los aspectos más dependenciales de la herencia. El temperamento es el clima químico o interno en el que se desarrolla la personalidad.

Los autores ingleses emplean muchas veces esta palabra como una equivalente de «personalidad»; suelen decir «tests de temperamento» en lugar de «test de personalidad». Otros  autores escriben de manera limitada sobre el tema y utilizan» glándulas reguladoras de la personalidad, constitución física y carácter, bien podría limitarse a hablar sencillamente del temperamento.

Es inminente que para realizar progresos en el estudio del temperamento, habrán de necesitarse más investigaciones sobre genética humana, bioquímica, neurología, antropología, todo esto, porque sabemos que la personalidad está condicionada en gran parte por el temperamento, pero hacen falta mayores enfoque cuya precisión nos conduzca hacia el temperamento.

Nos cuestionamos: ¿Qué cosas se incluyen en el temperamento? Las posibilidades de respuestas exactas, no son concluyentes, pues cuando decimos de una persona que posee débiles o fuertes impulsos sexuales, o que posee mal genio, desde esta óptica estamos describiendo temperamentos.

Las pruebas realizadas hasta ahora, no han resultado muy promisorias. Sin embargo, no se descarta que un factor de orden primario corresponde al impulso, o a su cara opuesta; la apatía. Esto hace considerar que los intensos impulsos tengan relación con procesos metabólicos elevados e intensos.

Ante las imprecisiones de lo que es fundamentalmente el temperamento, hacemos representativa una versión psicológica, la cual de manera apropiada nos dice: Temperamento se refiere a los fenómenos característicos de la naturaleza emocional de un individuo, incluyendo su susceptibilidad, la fuerza y la velocidad con la cual se producen sus respuestas, su humor y todas las peculiaridades de fluctuación, considerándose dichos fenómenos como dependientes de la estructura constitucional y predominantemente hereditarios.

Con el enfoque señalado, no exoneramos al temperamento de lo inmutable, que no varíe desde el nacimiento hasta la muerte, de igual modo que la constitución física, la inteligencia, todo puede variar en el temperamento dentro de los límites operantes, los cuales incluyen influencias nutritivas, aprendizajes, experiencias en el discurrir de la vida.

El temperamento puede modificarse a medida que se desarrolla la personalidad, no obstante existen en nuestra dotación congénita niveles constitucionales, químicos metabólicos y nerviosos que imprimen un sello de características en el individuo durante toda su vida.

Consideramos que se producen cambios y que los mismos no son ilimitados a causa de influencia, nutritivas, quirúrgicas, así como también por la acción del aprendizaje y de las experiencias que se tienen en el transcurso de la vida. El temperamento puede modificarse a medida que se desarrolla la personalidad.

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