Al recibir un simple beso el día de su bautizo, un niño recién nacido identificado como Noah Tindle de South Yorkshire, fue infectado por el virus del herpes simple tipo 1 (HSV1), conocido como el «beso de la muerte » o herpes neonatal que es altamente contagioso.
«Su ojo comenzó a hincharse y a formar un poco de costra. Y unos días después aparecieron ampollas, así que lo llevamos al pediatra, quien nos remitió directamente al hospital», informó Ashleigh White, la madre del menor.
«El virus estaba en su párpado, pero logramos detectarlo antes de que pudiera entrar en el torrente sanguíneo, aunque no pudo abrir los ojos durante días», declaró.
Forma de contagio. Si la persona que porta el virus tiene una úlcera bucal y da un beso a un niño, este puede enfermarse gravemente, ya que su sistema inmunológico no se ha desarrollado lo suficiente como para poder combatirlo.
Sobre la enfermedad. El herpes neonatal es una enfermedad rara y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se da en aproximadamente 10 de cada 100.000 nacimientos a nivel mundial.
Es el mismo que causa el herpes labial en adultos, unas ampollas que producen ardor o picazón y que desaparecen al cabo de una semana.
Pero en bebés aunque es poco frecuente y prevenible, puede provocar una discapacidad neurológica duradera o incluso la muerte.