Ysolina Padua (Martina), de 76 años, oriunda de la comunidad Guasumilla, de El Seibo, es una mujer llena de amor y paciencia para dar a quien la vida ha golpeado varias veces.
Primero se quedó viuda con sus cuatro hijos; luego, uno de ellos murió en un atraco y su hija mayor, Aurealí Paula, también falleció víctima de feminicidio- suicidio.
Ambos hijos dejaron en la orfandad a seis infantes que quedaron a cargo de la abuela, una de ellos, Yureisy, en estado de discapacidad, producto de los disparos que le propinó su propio padre el día de la tragedia, en 2016.
Martina es una sobreviviente del ataque, ya que el perpetrador tenía intenciones de acabar con toda la familia. La dama afirma que ha podido superar tantas tragedias gracias a su fe en Dios y al apoyo que ha recibido del personal que trabaja para el Protocolo de Atención a Niños, Niñas y Adolescentes Huérfanos por Feminicidio, que ejecuta la Vicepresidencia de la República, a través del programa Progresando con Solidaridad (Prosoli).
Desde que el caso llegó al Protocolo, Martina ha recibido apoyo emocional para recomponer a su familia y superar el trauma causado por el feminicidio, así como asistencia social y económica mediante transferencias monetarias condicionadas, visitas domiciliarias constantes, mejora de la vivienda, ayuda escolar, enseres del hogar, alimentos, medicamentos ye otros insumos para su bienestar.
“Estoy agradecida con este protocolo que ha preparado la vicepresidenta Margarita Cedeño; con cariño y con consejos buenos me han ayudado a llevar a la niña a los médicos, me han ayudado con todo lo que han podido. Me han brindado mucho amor y me siento muy bien”, afirma.
Cada año decenas de mujeres, muchas de ellas madres y único sustento del hogar, mueren en el país a manos de sus parejas o exparejas. Los hijos de las víctimas, huérfanos, con graves secuelas y un futuro incierto, quedan en ocasiones al amparo de parientes que, por su difícil situación económica, no pueden brindarles el apoyo económico, ni psicológico que requieren para superar la tragedia y reconstruir sus vidas.
En el primer semestre del año se registraron 36 feminicidios en el país, según informes policiales.
Intervención desde Prosoli. La Vicepresidencia de la República destinó este año RD 11 612 950 pesos (11 millones 612 mil 950 pesos) para la ejecución del Protocolo de Atención a Niños , Niñas y Adolescentes Huérfanos por Feminicidio, en favor de 386 menores de diferentes puntos del país, que perdieron a sus progenitoras a causa de muerte violenta, así como a 186 familias acogedoras o tutoras que les brindan auxilio.
De ese monto, 7 millones 303 mil 930 pesos han sido utilizados para brindar, a través del programa Progresando con Solidaridad (Prosoli), acompañamiento psicológico, legal y socioeducativo a las víctimas y sus parientes, así como asistencia a las familias acogedoras en lo que tiene que ver con mejora de la vivienda, ayuda escolar, enseres del hogar y salud.
Mientras que, otros 4 millones 309 mil 020 pesos se entregan a través de las transferencias monetarias condicionadas y subsidios focalizados a aquellas familias que previamente fueron categorizadas en pobreza o extrema pobreza por el Sistema Único de Beneficiarios (Siuben).
Los hogares categorizados por el Siuben reciben la tarjeta Progresando con Solidaridad, que incluye Comer es Primero, Incentivo a la Asistencia Escolar (ILAE) y el Bono Estudiantil Estudiando Progreso (BEP), así como el acompañamiento personalizado que contempla el programa.
Desde 2015 hasta la fecha, el protocolo coordinado por la Vicepresidencia, compuesto de un equipo de especialistas en psicología, recomposición familiar y terapia del duelo, ha realizado 855 visitas de seguimiento personalizado con los tutores y familias acogedoras para ayudarles a forjar en los niños un futuro esperanzador.
También incluyen análisis de la asistencia y rendimiento escolar y participación en las escuelas de familias, donde se tratan estos traumas y la recomposición familiar.
Como parte del acompañamiento llevado por Prosoli a estos hogares, tanto los chicos como las familias acogedoras reciben capacitación especializada en uno de los 46 centros de capacitación y producción Progresando (CCPP) diseminados por el país, para ayudarlos a superar las tragedias de las cuales fueron víctimas.