La berenjena posee un alto contenido en agua y fibra, por lo que resulta un alimento poco calórico.
Además, se ha revelado como un eficaz antioxidante.
La berenjena destaca por su gran contenido en agua -92 por ciento- y en fibra -1,4 por ciento.
De manera que se trata de un alimento muy ligero y que si se toma con poco aceite no engorda, ya que solo tiene unas 21 calorías por cada 100 g.
Respecto a las vitaminas, cabe destacar la presencia de las del grupo B, así como la C.
En cuanto a minerales, la berenjena también aporta fósforo -20 mg/100 g-, magnesio -10 mg/100 g- y sobre todo potasio. Cien gramos cubren el 12 por ciento de las necesidades diarias de este mineral.
La berenjena tiene propiedades diuréticas y laxantes, así como estimulantes del hígado y el páncreas. Es un tónico digestivo que favorece el vaciamiento de la bilis y aumenta la producción de jugo pancreático.
Está especialmente recomendada en caso de: Estreñimiento, cálculos renales, edemas, hipertensión arterial y afecciones cardíacas relacionadas.
Digestión pesada y disquinesia biliar
La pulpa de la berenjena se parece, por su textura y consistencia, a una esponja.
Su malla de fibras se une a los alimentos ricos en colesterol, dificultando el paso de éste a través de la pared intestinal.
Claro que para obrar este -milagro- la berenjena no debe cocinarse con materias grasas tipo carne.
Este efecto anticolesterol debido a su riqueza en fibra.
El dato
La berenjena es ideal para las personas que tienen problemas de colesterol malo alto, pues su malla de fibras se une a los lípidos ayudando a eliminarlos. Consumirla diariamente baja los niveles en unas semanas.