Es mucho más sencillo explicar en qué consiste la llamada guerra comercial desencadenada por el presidente Trump contra China y muchos de sus aliados. En general todo el mundo visualiza claramente el esquema de aranceles y contra aranceles que se está produciendo y comprende que ello eleva el costo de las importaciones. En esencia se puede expresar en pocas líneas. Para quienes no sean economistas o duchos en temas de comercio internacional y macroeconomía es mucho más complejo entender las consecuencias globales y transversales que ese enfrentamiento acarrea.
Solo el choque entre las dos economías más grandes del mundo abarca un comercio de varios cientos de miles de millones de dólares, lo cual genera gran preocupación por su inevitable impacto en la economía global y no solo a los directamente involucrados. Está estimulando a uno de los grandes enemigos de la economía: incertidumbre. De extenderse la aplicación de aranceles como ha amenazado Trump habrá gran afectación en el crecimiento y la demanda global. Inmediatamente una parte de ese comercio puede tratar de desviarse a otros mercados y generar un exceso de demanda que contraiga los precios y provoque serios problemas de rentabilidad a varios sectores. Otras importaciones inevitablemente, aunque encarecidas, se mantendrán e ineludiblemente harán más cara la producción para el consumidor. El impuesto a la madera canadiense ha incrementado los precios de las viviendas; los precios de las lavadoras subieron 9% y otros electrodomésticos y computadoras van a subir porque dependen de insumos chinos.Adicionalmente se podría incrementar el déficit que Washington quiere reducir. Los consumidores se afectarán por un aumento generalizado de precios debilitando el beneficio de la reducción tributaria. Recuérdese además que hoy muchos productos de consumo en Estados Unidos se producen en China. Los aranceles pueden aumentar el nivel de empleo en los sectores de hierro y acero pero provocarán pérdidas en las áreas de maquinaria, vehículos y autopartes, servicios financieros, personales y de negocios, metales y mayores aún en la construcción, comercio y distribución y otros servicios, calculándose que podría llegar a casi 4 millones de empleos menos. Líderes empresariales le han recordado al Gobierno que los aranceles son un impuesto que se traslada al consumidor.
Por el monto del intercambio con China las consecuencias internas para uno y otro serian severas con el agravante de que en EEUU tiene consecuencias políticas internas. China ha calificado el hecho como “obsoleto y regresivo” y una actitud “miope”, advirtiendo que responderá con medidas de “cantidad y calidad”. Sus aranceles se han dirigido al sector agropecuario estadounidense de Estados favorables a Trump lo que ha levantado profunda preocupación en las filas republicanas. Mientras está en Europa el Senado aprobó por 88 a favor y 11 en contra una resolución, no vinculante, pidiendo a Trump solicitar autorización congresional para sus acciones en comercio internacional. Están a pocas semanas las elecciones de medio término. Un estudio de Citigroup señala que los aranceles contra EEUU afectan al 80% de Estados republicanos pero solo al 10% de los demócratas.