Es posible corregir la forma y el tamaño de las uñas, aunque cada tipo de uñas necesita un tratamiento diferente. También es posible saber que tipo de color va mejor en cada momento o a cada tipo de piel. Los trucos te lo dirán.
La forma y el tamaño de las uñas se pueden corregir muy ligeramente con la lima y el esmalte.
En las uñas cortas y anchas, los bordes deben dejarse crecer y no limar nunca hasta la carne; la forma, ligeramente ovalada.
En las uñas alargadas en forma de almendra, se liman respetando la forma del ángulo, es decir ovaladas.
En las uñas triangulares, se deben limar respetando milímetros de borde.
Las uñas largas rectangulares, se liman rectas, sin apurar los bordes, siguiendo una línea perpendicular al dedo.
Y las uñas redondas, se liman en óvalo dejando crecer un poco los bordes para aumentar su longitud.
La base es indispensable, incluso bajo un esmalte transparente, para proteger las uñas y fijar la laca.
La laca seca en unos minutos, pero no está totalmente hasta pasados 30 minutos.
Los aceites esenciales, algunos jabones y algunas cremas de manos pueden oscurecer el tono.
Después de la segunda capa, pasar el pincel por el borde de cada uña y hacer lo mismo con el fijador.
Los largos baños calientes no son buenos para las uñas, ya que deshidratan.
Los cepillos de uñas deben tener las cerdas rígidas para limpiar bien las bacterias y no separar el borde de la uña.
El esmalte de uñas no se debe secar jamás al sol, no sobre un foco de calor, ya que provoca que se levante enseguida y que la base se vuelva amarilla.
No hay que aplicar la laca de uñas justo antes ni después del baño porque la humedad, como la grasa, impide su adherencia.
Para secar el esmalte instantáneamente, pasar los dedos por el grifo del agua fría unos minutos después de aplicarlo.
Si el color desborda en la piel, presionar con un bastoncito de algodón impregnado de desmaquillante justo en la mancha.