En la mayoría de los adultos siempre rondan esas ideas de que hay que fomentar la lectura de los niños, que deben leer para aprender y que es de suma importancia la creación del hábito lector desde pequeños. Y sí, es verdad, es totalmente cierto… esas ideas están cargadas de buenísimas intenciones. Lástima que muchas veces esas “buenísimas intenciones” se queden en la parte teórica y en ocasiones no lleguen a materializarse.
Y sí, también es verdad que el día a día nos come y no tenemos tiempo para nada. Trabajar, llevarles al colegio, recogerles, comer, actividades extraescolares (baloncesto, inglés, baile, robótica,…) hacer la compra, paseos, bañarlos, la cena, preparar todo para que se duerman pronto y así poder descansar un rato… Ahora bien, ¿hay realmente hueco para fomentar la lectura en casa? La respuesta es que sí, pero hay que poner de nuestra parte organizándonos de otra manera, donde la lectura tenga su importancia en el día a día de los niños (media hora será suficiente para empezar). Parece imposible, y quizás lo sea, pero hagamos todo lo que esté en nuestras manos por el bien de los pequeños.
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Dedicar tiempo a los niños
Es verdad que siempre nos falta tiempo para hacer todo lo que tenemos que hacer, pero dedicarles 30 minutos para acompañarles con la lectura, leer con ellos y escucharles, e incluso 20, es fundamental para que los peques vayan adquiriendo el hábito de lectura.
Conocer sus gustos
Al igual que no a todos los niños les gusta jugar a los mismos juegos o ver los mismos dibujos animados, tampoco tienen por qué gustarles los mismos libros. Los padres, tíos, abuelos… conocen mejor que nadie a los peques y saben qué historias o personajes van a gustarles más.
Pedir consejo y conocer los libros adecuados para su edad
No obstante, siempre es bueno pedir consejo a especialistas (libreros, bibliotecarios, profesores, psicólogos…) a la hora de adquirir o tomar en préstamo un libro. Cada libro está recomendado para una determinada edad. Elegir un libro fuera de la edad recomendada puede ser perjudicial para el niño al hacerle sentir que es demasiado difícil o fácil de entender o leer para él.
Proponer / recomendar lecturas y dejarles elegir
Una vez que sabemos los gustos de los peques y que tenemos una lista de posibles libros en función de su edad, es hora de hacerles nuestra recomendación y proponerles una serie de libros para que ellos elijan libremente qué es lo que quieren leer. Así se sentirán empoderados de todo el proceso lector y más implicados con el libro en cuestión.
Entender la lectura como un juego
Hay que conseguir que los peques vean la lectura como un juego más. Para ello se pueden programar una serie de actividades alrededor del libro, y de su historia, para que vean su parte lúdica. Como, por ejemplo, leer a sus peluches, disfrazarse o hacer un dibujo al finalizar la lectura. Y algo muy importante, cuando leemos a los peques es fundamental dramatizar las lecturas.
Crear espacios de lectura en casa y marcarse unas rutinas diarias
Al igual que en casa, los peques tienen un espacio para jugar, hay un espacio para comer, hay un espacio para descansar… también tienen que tener un espacio dedicado al libro y la lectura. Esto ayudará a los peques a ver la normalidad de la lectura en sus vidas y pasará a formar parte de ellas. También es importante marcarse unas rutinas diarias para crear el hábito lector en los peques. Por ejemplo, leer cuando vuelve del colegio, leer antes de cenar o leer antes de irse a dormir.
Estimular a los pequeños y no presionarles con la lectura, no imponérsela
La estimulación de la lectura es fundamental para que vean y sientan la importancia que tiene esta en sus vidas, pero dicha estimulación no debe llegar a ser una imposición. Nosotros (los adultos) no todos los días tenemos un día fenomenal, e incluso normal.
A los peques de la casa les puede pasar lo mismo. Pueden estar cansados, agotados o enfadados por cualquier causa. En esos días la rutina de lectura se puede romper sin ningún problema.
El objetivo es que no se sientan presionados por la lectura. Y muy importante tener en cuenta que la lectura para ellos supone un gran esfuerzo al estar aprendiendo las letras, sílabas y palabras (y a comprender lo que están leyendo) así que fuera presiones y paciencia.
Hablar sobre libros y asociarlos a cada momento o situación
Hay que aprovechar (de forma natural) hablar de los libros y sus historias a los peques en cualquier momento o situación que se da a lo largo del día. Esto hará que creen asociaciones positivas entre lo que están aprendiendo con la lectura y su aplicación en su vida (aunque todavía no sean muy conscientes de ello).
Llevarles a la biblioteca o a librerías donde entren en contacto con los libros
Hacerles ver que el mundo está rodeado de libros es fundamental, al igual que llevarles a bibliotecas y librerías (enséñele algunas plataformas online, con su ayuda). Enseñarles a que pueden usar dichos espacios para hojear libros y llevárselos a casa (en préstamo o comprándolos) para que ocupen un hueco en su espacio de lectura.
Tener siempre libros a mano
Es importante tener siempre libros a mano para que cuando llegue el momento de su lectura estén disponibles y no haya que esperar. Es por eso que es interesante hacerse una lista de libros a leer por los peques para que según se vaya acercando la fecha (estimada) de lectura ya estén en la estantería del niño (o en la tablet) o se vaya un día antes a la biblioteca a por él.
Intercambiar libros con otros niños
Entrar en el juego del intercambio de libros con otros niños puede ser beneficioso para los peques. Es otra oportunidad para acercarse a nuevas lecturas y relacionarse con otros niños a través de la lectura. Finalmente, dar ejemplo y leer también.