No cocines en exceso: si sobra mucha comida, querrás no desperdiciarla y servirla nuevamente en la mesa, lo que favorece a seguir consumiendo calorías en exceso. Recuerda, además, que la comida recalentada, pierde propiedades nutricionales.
Sirve entradas ligeras, como sopas, ensaladas frescas, brochetas de vegetales y frutas.
Para el plato principal, prefiere carnes asadas (nada de frituras), sin piel, como el pavo o el cerdo horneados, guarniciones ligeras, como ensalada de granos, ensalada de quínoa o vegetales frescos. Tenemos todo el año comiendo arroz, pasta o víveres, vamos a dejarlos para otra ocasión. Una buena parrillada de vegetales asados y bien condimentados puede ser una delicia, mejor si buscamos colorido en el plato.
Cuidado a la hora de servir el aliño (aderezo): En ensaladas, platos de verduras o en cualquier otra preparación, a veces se nos va la mano con el toque final del aderezo. No uses salsas comerciales y mucho control con la cantidad que usas de aceite o el queso a la hora de servir. Podemos llenar un plato de vegetales de calorías vacías.
Para el postre, lo mejor es el equilibrio: ensaladas de frutas navideñas, helados de agua y un solo pastel.
Sirve todo en vajillas más pequeñas: un truco que sigue funcionando. Tan simple como usar platos y fuentes más pequeñas.
Funciona por física: por engaño visual, da la sensación de que el plato está lleno.