Consejos y asedios al presidente electo

Consejos y asedios al presidente electo

Faltando 12 días para la juramentación de Danilo Medina como presidente Constitucional de la República, el país se ha visto inmerso en un interesante y profundo proceso de tantas entidades y personas, en especial  los políticos,  emitiendo toda clase de sugerencias, planes, recomendaciones y de presiones diversas, ahogándolo, sin casi permitirle respirar para que lo tomen en cuenta en su gobierno que parece no será más de lo mismo.

No hay dudas que los dominicanos se la saben buscar para lograr una participación en una nueva administración política, que le permita cierta holgura económica, pese a la nueva ley limitante de salarios del sector público, pero al menos  se sabe que no serán nada despreciable los montos establecidos.

Indudablemente, como en todos los gobiernos del PLD, la bandera del asedio al presidente electo, aparte del penoso  y lastimero papel de los reformistas, la enarbolan aquellos izquierdistas arrepentidos, que al perder su nicho radical  en la última década del siglo XX, se la han buscado por todo el mundo, aposentándose en aquellos movimientos liberales y en los de protección al medioambiente.

No hay dudas que la mayoría de los dominicanos ha puesto sus esperanzas en los hombros de Danilo Medina y esa es  la causa de que todos tienen la intención de trazarle pautas, exigir cargos o emprender algún negocio con el gobierno, en especial cuando se trata de algún contrato de obra civil, ya sea un edificio, una presa, una carretera o un canal.

¿Cuál es la esperanza que todo el mundo alberga íntimamente con relación a la nueva administración? Tal como quedó demostrado en las elecciones pasadas, el país anhelaba  un cambio y de ahí el tremendo caudal de apoyo que recibió el candidato perredeísta, que sus dislates verbales y su escasa preparación para plantear los planes de un buen gobierno, lo hicieron descender abruptamente en las simpatías populares, pese a que el PRD alcanzó más votos que el PLD, confirmando la tendencia de que se esperaba un cambio por un disgusto generalizado hacia la administración peledeísta.

Entonces, la esperanza dominicana es que la nueva administración demuestre sus empeños reales en honrar sus promesas de campaña, en donde las mismas enfrentarán un enorme valladar del desafío del entorno mundial, que se refleja en la vida dominicana con más ciudadanos inmersos en la informalidad, acusando las alzas continuas de muchos productos en los comercios en especial  los comestibles  no regulados.

Hay una confianza de ribetes sutiles muy interesantes hacia el presidente electo Danilo Medina, que él sabrá sortear las difíciles reuniones con los aliados de las pasadas elecciones, reclamando su cuota de la ración del boa, en el disfrute de posiciones que le permitan compensar sus labores de captación de votantes.  Pero como él dijera no hay en el gobierno tantos sombreros para tantas cabezas, lo cual va a generar disgustos en gente que solo ve al Estado como una fuente de rápido enriquecimiento. Y esa confianza de ribetes sutiles es la que la opinión pública aportará a la hora de los pataleos, en especial de los reformistas, que a lo mejor pierden su vaca lechera de la Cancillería, fuente nutricia de desaciertos administrativos que favorecían a una franquicia política agonizante. De manera que, contando con el respaldo de la ciudadanía, se podrán hacer muchas cosas para frenar a los ambiciosos que creen llegada la hora del aprovechamiento del erario.

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