La provincia Espaillat se cansó de esperar que los políticos que se han sucedido en el poder en los últimos 20 años le llevaran el progreso. Como el resultado de la espera está testimoniado en 43 obras dejadas inconclusas en ese lapso, las organizaciones de la sociedad mocana decidieron hacer una agenda propia y de consenso, que recoge las prioridades más sentidas y diversas, cada una con su presupuesto y fuentes de financiamiento identificadas. El Consenso de Espaillat 2013-2016 se ha convertido en la fuerza motriz de esos propósitos.
Ayer, durante su comparecencia como invitados del almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, quienes dirigen el Consenso de Espaillat expusieron a grandes rasgos los proyectos de infraestructura en carpeta. El paquete incluye la conclusión de las 43 obras abandonadas por los gobiernos, desarrollo del turismo ecológico, fuentes de generación de energía, servicios básicos y fomento del desarrollo de la producción agropecuaria e industrial.
El Consenso Espaillat 2013-2016, que está integrado por organizaciones públicas y privadas, sin reparar en inclinaciones políticas, es un modelo de autogestión social y económica idóneo para emprender la marcha hacia el progreso cuando la espera de la acción de los gobiernos se ha hecho larga, improductiva y costosa.
Una confesión desconcertante
Los generales estadounidenses John Kelly, jefe del Comando Sur, y Robert Papp, comandante de la Guardia Costera, son pesimistas en cuanto a la posición de Estados Unidos en la lucha contra el tráfico de drogas, pues la falta de recursos y logística coloca a su país en desventaja. Su testimonio ante el Congreso, que podría ser una estrategia para lograr mayor presupuesto, debe preocupar profundamente a países como el nuestro.
Ese testimonio indica que se reducirá sustancialmente el apoyo a nuestro país para la lucha antinarcóticos, lo que supone un estímulo para la actividad ilícita y una mayor amenaza para las instituciones locales. Si el mayor mercado de demanda de drogas no está en condiciones de dar la batalla ¿qué puede quedarnos a nosotros, que dependemos en grandísima medida de su apoyo logístico y económico. La perspectiva es desconcertante.