Conservación de estructuras

Conservación de estructuras

POR JOSÉ LEONEL CONCHA
Mantener en buen estado estructuras como presas, puentes, carreteras, monumentos y otros tipos de construcciones públicas, reviste gran importancia para un país. Se entiende por Conservar una Estructura al conjunto de acciones oportunas, continuas y permanentes que se realizan para salvaguardar las características de funcionalidad, seguridad y estética con las que originalmente se concibió y construyó la obra.

Cada proyecto debe tener una atención diferente de acuerdo a su importancia en la economía, interés social y hasta de seguridad de Estado. Sin embargo, la Conservación se puede dividir en tres etapas: Inspección que es la recopilación de datos técnicos para conocer el estado de la estructura, Evaluación en la cual se determina el nivel de funcionalidad y seguridad de la obra y Mantenimiento donde se restablecen las condiciones de servicio, dentro del ámbito económicamente posible.

Según el grado de deterioro de la estructura, el mantenimiento puede ser rutinario (preventivo y correctivo), puede consistir en rehabilitar ciertas partes estructurales o en cambio puede requerir reforzamiento debido a defectos que hayan disminuido la capacidad de resistir ciertas solicitaciones. En casos extremos no se conserva la estructura, sino que se procede a la demolición por considerarse un peligro para la seguridad pública.

El programa de mantenimiento debe ser continuo y permanente.

Primeramente se hace un registro de las estructuras en las cuales la inspección y evaluación han recomendado algún tipo de acción. Luego se determina el tipo y urgencia de las correcciones, las que se deben ejecutar según un orden de prioridad y disponibilidad de recursos.

En nuestro país notamos ciertos visos de conservación de estructuras. El caso del mantenimiento en el paso a desnivel en la Avenida 27 de Febrero, la pronta evaluación de filtraciones en el túnel que conduce a Puerto Plata y la limpieza de filtrantes en ciertas zonas de la ciudad de Santo Domingo (antes de los aguaceros), son ejemplos del interés de hacer un buen trabajo.

Sin embargo, no existe una cultura de mantenimiento. El descuido y la tardanza en la reparación del importantísimo puente Juan Pablo Duarte es una muestra. Algunas estructuras como plantas de tratamiento de aguas residuales, calles y carreteras, centros deportivos, educativos y de salud, llevan la misma suerte. Se requieren grandes inversiones para abordar estos trabajos, pero no se pueden abandonar, sino emprender según un orden de prioridad.

El deterioro que presenta la carretera turística Luperón no se debe a un mal mantenimiento, sino a un diseño y construcción deficientes.  Las soluciones para esa vía deben estar ajustadas a las condiciones climáticas y topográficas de la zona, además de que en el proceso de reconstrucción debe existir una supervisión rigurosa y responsable.

En general, los gobiernos deben dedicar mayores recursos e interés a la conservación de las estructuras, ya que hacerlo es más rentable que embarcarse en una reparación mayor. En particular, la Secretaría de Obras Públicas debe evaluar las condiciones de los apoyos de las vigas en el paso a desnivel en la intersección de las Avenidas Winston Churchill y John Fitzgerald Kennedy. A primera vista se observan líneas de agua, pero estas pueden ser indicativas de un problema mayor de grietas, por un efecto llamado «fuerza cortante».

Esperamos respuesta en concreto.

l.concha@verizon.net.do

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