MADRID (AP) — Tanto el oficialismo socialista como la oposición conservadora se atribuyeron la victoria en comicios locales efectuados durante el fin de semana que concluyeron en un virtual impasse y fueron considerados como primarias para las elecciones generales del 2008. 

Tras contarse el 100% de los votos, el partido Socialista del presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero consiguió un 34,9% contra un 35,6% del conservador Partido Popular liderado por Mariano Rajoy.

La diferencia en favor del PP fue de 155.991 sufragios de un total de 22 millones de votos emitidos, informaron ayer funcionarios electorales.  Sin embargo, los socialistas ganaron 679 más escaños en municipalidades que el PP, de un total de 66.162. “El Partido Popular ha ganado las elecciones”, dijo Angel Acebes, el segundo funcionario de mayor importancia en esa agrupación política.

Acebes señaló que el partido triunfó en más capitales provinciales y controla más legislaturas regionales que los socialistas.  Pero también los socialistas consideraron que habían obtenido “un gran resultado”.

 José Blanco, secretario general del partido Socialista, dijo que su agrupación está en condiciones de aumentar el control de municipalidades y gobiernos regionales.

Añadió que el Partido Popular ha perdido varias capitales provinciales “y podría perder dos regiones”. 

El partido Popular parecía algo más jubiloso, pues en España, el partido que obtiene la mayor cantidad de votos en comicios municipales suele triunfar en las elecciones siguientes.

 Sin embargo, la prensa española señaló que la ajustada elección del domingo indica que ninguno de los dos partidos más importantes de España tienen garantizada la victoria.

 “Rajoy gana las primarias” fue el titular del periódico conservador La Razón, en tanto el matutino El País, más inclinado hacia los socialistas, señaló que los socialistas ampliaron su poder, pero el PP lo superó en votos tras una victoria aplastante en Madrid. 

En la votación regional también efectuada el domingo en 13 de 17 regiones, ambos partidos lograron conservar sus respectivos bastiones, aunque los conservadores perdieron fuerza en Navarra, una región fronteriza con el país vasco.