POR GERMAN MARTE
El historiador José Antinoe Fiallo consideró ayer que la afirmación de Roger Noriega de que el giro hacia la izquierda de América Latina no pasa de ser retórico, es un reflejo de la incapacidad de los imperios para reconocer su propia decadencia.
Fiallo dijo que la visión de Noriega es típica de los voceros del imperio norteamericano, que no pueden reconocer la complejidad del mundo actual, que desde hace año está mandando el mensaje de que hemos entrado en la crisis final de lo que podría llamarse la civilización occidental o los grandes imperios occidentales.
Durante su participación en el Almuerzo Semanal de los Medios de Comunicación del Grupo Corripio, Noriega, ex secretario adjunto de los Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, sostuvo que el viraje hacia la izquierda de América Latina tiene más de retórica que de amenaza real al esquema democrático.
Empero, Antinoe Fiallo resaltó que no se trata simplemente de lo que pueda pasar en Venezuela, Bolivia, Uruguay y Brasil, sino en todo el mundo, y qué significado tiene cada cosa en particular en América Latina, pero también en Africa, el Cercano Oriente y el Sur de Asia.
Hay una realidad mucho más compleja que simple y llanamente caracteriza a cada uno de los gobiernos latinoamericanos, manifestó el historiador.
Cada cosa que pasa en América Latina, por limitado o avanzado que sea, agrega un problema a la situación de crisis que viene desarrollándose alrededor del sistema imperial de los Estados Unidos.
Señaló que todo lo que se mueve alrededor del petróleo en Venezuela y Bolivia tiene un impacto determinado el costo del capitalismo a nivel mundial. Por otro lado hay manifestaciones de nuevos tipos de movimientos sociales y políticos no convencionales, entre los que citó los Sin Tierra de Brasil, los piqueteros en Argentina y los movimientos indígenas en Bolivia y Ecuador. En tanto en Colombia, hubo una abstención de más de 50% de la población, al tiempo que el izquierdista Polo Alternativo alcanzó más del 22% de la intención del voto.
Pero Noriega nunca podría aceptar que la complejidad del fenómeno está mandando un mensaje desde hace ya muchos años, adujo el historiador. Explicó que el análisis de este proceso se debe hacer en la larga duración, es decir, ver períodos de 50 y de 100 años, recalcó que eso no lo puede ver Noriega, porque tiene un discurso político de beneficio y le conviene creer que nada de lo que está pasando en el mundo afecta a los Estados Unidos, aún sea lo que está pasando en Irak y Afganistán.
Eso, explicó, sucedió en Roma, Egipto, Mesopotamia y en los grandes reinos de la Edad Media; empero, indicó que siempre hay signos que se van presentando.
Subrayó que la movilización de miles de inmigrantes en suelo estadounidense y lo mismo que ocurrió en el sur de EEUU después del huracán Katrina y el movimiento anti guerra en Irak indica que todo cuanto ocurre fuera de Norteamérica, también sucede en su territorio.
Si se analiza todo eso, concluyó Antinoe Fiallo, se observa que estamos llegando a una fase terminal que se ha ido presentando poco a poco, discretamente en lo que se refiere a la hegemonía de EEUU.
Es en ese contexto se debe juzgar cada pequeño paso y algunos países pasos más profundos- que acontece en cada país, porque cada uno va agregando factores de crisis.
Dijo que los imperios no pueden analizar ni admitir a profundidad sus propias crisis, porque si llegan a la conclusión y aceptan que están en crisis, entienden que agregan un elemento nuevo para acelerar el proceso.
Pero en el caso de Noriega, no sólo hay un discurso a favor del imperio norteamericano y muy prepotente en su lenguaje, sino también elementos de incomprensión de lo que pasa en el mundo, y eso es más grave todavía.