Considera concursos son trampas

Considera concursos son trampas

Por MARIEN A. CAPITAN
Los concursos convocados por la Suprema Corte de Justicia y la Secretaría de Educación constituyen una trampa porque las reglas del juego no están claras en su aplicación, a juicio del presidente del Foro Educativo Nacional (FENA), Andrés Matos Sena.

Aunque reconoce que la iniciativa de realizar los concursos representa una loable vocación de transparencia por parte de las autoridades de ambas instituciones, Matos Sena entiende que los concursos deben estar sujetos a un acuerdo o contrato de aprendizaje académico.

“Nadie sabe todo y de todo por lo que es preciso deslindar el campo del conocimiento que se va a explorar”, señaló Matos Mena al tiempo de sostener que la trampa de los concursos está en que sólo el evaluador sabe qué se va a preguntar.

Indicando que este tipo de examen es propio de la Edad Media, Matos Sena expresó que los maestros estudian en la universidad para ser profesores de sociales, matemáticas, naturales o español pero no para ser directores de escuela.

Por ese motivo, argumenta Matos Sena, los profesores no conocen o saben poco de las técnicas de dirección y administración escolar. Es por esa razón que sólo el 33% de los maestros que se presentó a los concursos aprobó los exámenes que se requerían para alcanzar un puesto de dirección o subdirección.

Lo mismo sucedió, comenta Matos Sena, con la última evaluación que hizo la Suprema Corte de Justicia para nombrar a los jueces.

Dicho esto, Matos Sena lamentó que la carrera de Administración y Supervisión Escolar esté prácticamente desaparecida de las universidades.  

Y esto, subraya, sucede debido a que a la hora de escoger a directores de escuelas prevalece el criterio de la conveniencia sobre la eficiencia.

Respecto a los jueces, Matos Sena dijo que en las evaluaciones a las que son sometidos los abogados no se mide la capacidad de desempeño sino la capacidad de memorización puesto que los abogados deben recitar muchos artículos de códigos. Posteriormente, agrega, se añade una pregunta cuya respuesta sólo conoce el evaluador, dado el carácter abstracto de la respuesta.

En lugar de tener que  este tipo de exámenes, entiende Matos Sena, los aspirantes a directores del sistema educativo o a jueces deberían ser medidos en función de su experiencia y del currículum que poseen. Una vez hecha la evaluación, deberían ser entrenados si es que lo requieren.

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