Consideran como un sueño amanecer en Nueva Barquita

Consideran como un sueño amanecer en Nueva Barquita

Las familias que el pasado lunes fueron trasladadas al proyecto Nueva Barquita, desde la orilla del río Ozama, en Los Mina, sienten que llegaron al paraíso, durmieron toda la noche sin el jolgorio a que estaban acostumbrados y la incertidumbre de despertar en la madrugada con el agua dentro del hogar y salir a buscar refugio en lo alto.

Pero ayer fue detenido el proceso de desmovilización en La Barquita de Los Mina con el traslado de siete familias, de 20 que la Unidad Ejecutora para la Rehabilitación de la Barquita (URBE) tenía programado como plan piloto, con el objetivo de hacer algunos ajustes y evitar los menores errores posible.

Los nuevos pobladores están conscientes de que su modo de vida será totalmente diferente en La Nueva Barquita, donde no se permite la música alta, riñas entre vecinos, moderar el tono de voz y mantener la higiene.

Isabel Ramírez, es una joven madre discapacitada, con dos hijos, que ocupa el apartamento 101, del bloque número 8 de la Nueva Barquita expresa la satisfacción que siente al ser agraciada con un hogar de tres habitaciones, sala cocina, comedor, área de lavado y baño que en nada tiene que envidiarle a cualquier apartamento de clase media alta.

Isabel tuvo que dejar algunos ajuares como colchones y la estufa podridos por las aguas del Ozama, por lo que ayer no encontraba la forma de cocinar.

Cerca del mediodía esperaba que su marido, quien salió temprano a trabajar regresara con algo para comer, situación que se mantendrá hasta que puedan comprar nuevos ajuares.

Virginia López, considera que es un sueño lo que comienza a vivir en la Nueva Barquita, a tal punto que se acostó a las 10:00 de la noche el lunes, y todavía a las 6:30 de la mañana de ayer dormía sin el bullicio que caracteriza su vieja morada a orilla del Ozama.

“Desde que me levanté me eché mi ducha. Yo tenía este sueño, pero no pensé que iba a ser tan bueno. Gracias a Dios, primero, y después al presidente Danilo Medina”, expresó desde su apartamento en el Bloque 4.

Aunque extraña el barrio a orilla del Ozama, por tanto vecinos buenos, la conforta la esperanza de que dentro de pocos se juntarán de nuevo, por lo que para ello eleva oraciones al todo poderoso.

La expresión de Nicolás Durán, impedido hasta para sentarse, rompe el alma “cada vez que el río subía tenían que sacarme de ese lodazar y llevarme a la calle o a la iglesia”.
A su casa en el Bloque 4, le habilitaron un baño especial, más bajo, agarraderos y otras condiciones que facilitan sus necesidades básicas.

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