Consignas Leonelistas contrastadas por resultados

Consignas Leonelistas contrastadas por resultados

El “león” ha vuelto a “rugir” con su consigna “E p´alante que vamos”; ruido, no rugido, que hizo recordar otras consignas: “poner en alto el nombre del país”, “apertura y globalización”, “nunca se ha hecho tanto en tan poco tiempo”, “nuevo camino”.

Lo de p´alante, asociado al progreso pregonado queda neutralizado si observamos el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por PNUD entre los 80s y 2010. Nuestro progreso fue más lento que el grupo de naciones calificadas dentro del Desarrollo Humano Medio al que pertenecemos. Entre 2005 y 2010 este grupo de naciones mejoró su Índice al ritmo de 1.7% anual mientras nosotros mejorábamos a menos de la mitad (0.8% anual); en circunstancias que el crecimiento del IDH 1980 – 2010 de gestiones compartidas, PRSC y PRD, había sido mayor: 1.1%. (ver http://hdrstats.undp.org/es/paises/perfiles/DOM.html)

Ese mejoramiento fue más lento que en países afines y el impreso por gobiernos de otros partidos que demuestra no haber sido por su intervención “leonelista” sino por evolución natural.

Tampoco fue para justificar “poner en alto el nombre del país”, también igualmente desacreditado por importantes instancias internacionales como CEPAL, BAROMETRO LATINOAMERICANO, CSIS, TRANSPARENCIA INTERNACIONAL, FORO ECONOMICO MUNDIAL, etc.

La economía dominicana venía creciendo a un ritmo promedio de 5% anual per cápita una vez pagada la deuda desde 1996 a la fecha, comenzó a descender desde el 2011 hasta tornarse negativa en 2012; estimándose una caída abrupta del 7.6% luego de pagarse la enorme deuda que gravita sobre nuestras finanzas.

Ese enorme crecimiento de la deuda es una consecuencia de la consigna “apertura y globalización”, como también el crecimiento de importaciones para satisfacer necesidades por haberse despreocupado por atender la economía primaria productora de bienes. No en vano la cuenta corriente de balanza de pagos/ 2012 fue 19 veces más deficitaria que en 1996, los intereses y utilidades pagadas al exterior se triplicaron y se requirieron US$746 millones de capitales potencialmente golondrinos para estabilizarla.

En términos fiscales el resultado presupuestario en 1995 fue superavitario en RD$ 1702 millones. Durante los 16 años posteriores, aquel superávit devino en déficit acumulado por RD$ 348,000 millones. Durante el último período del Presidente Fernandez el déficit provocado (RD$354,000 millones) fue superior al de los 16 años como para justificar aquella consigna de hacer(se?) “tanto en tan poco tiempo”.

Los resultados de las consignas han sido pues, contrarios a lo pregonado. Por eso ante las presentes pretensiones de recurrir nuevamente a manidas consignas encantadoras habría que preguntarse si al transitar hacia “a’lante” fue por aquel “nuevo camino” que condujo finalmente al dispendio cultivador del caldo donde su esparza la corrupción.

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