Consolidando la impunidad

Consolidando la impunidad

¡Chapeau para Leonel Fernández! Hay que quitarse el sombrero por su acto de prestidigitación del pasado 16 de agosto. Ese domingo, el Presidente de la República trasladó de funciones a algunos de los funcionarios gubernamentales que se habían hecho indefendibles por su cuestionado e inexplicable manejo del erario.

La opinión publicada se extendió entonces en reconocimientos al Mandatario por el traslado de funciones a Radhamés Segura, Rodríguez Pimentel y Peña Guaba, entre otros. Esa medida aparentaba castigar a los tres que echaron a Pedro en el pozo, al tiempo que creaba expectativas entre la ciudadanía de que algo iba a cambiar. Pero la realidad era, y es, otra gracias a las artes del prestidigitador presidencial.

En realidad, el Presidente estaba ese domingo salvándoles el “honor” a sus cuestionados y fieles funcionarios, al sacarlos del campo de la batalla de opinión. Optó por enviarlos momentáneamente a la retaguardia para que se repusieran del incesante cuestionamiento. El rescate quedó confirmado cuando en momento alguno se ha comprometido el Presidente a investigar las “indelicadezas” que están a la vista de todos. Tampoco a enviar a los tribunales de justicia a aquellos que no puedan justificar sus inexplicables y súbitas riquezas. Al mismo tiempo, el Poder Ejecutivo se libera momentáneamente del mono de la malversación que tiene sobre la espalda y que ha colocado a su gobierno como el más corrupto de la historia dominicana. No en balde 84% de los dominicanos está convencido de que la corrupción predomina en este gobierno.

Por arte de magia, Leonel hace desaparecer el delito de nepotismo de la CDEEE. Esa aberración administrativa, exageradamente cultivada por Radhamés Segura, dejó automáticamente de existir allí. En lo adelante ninguno de esos relacionados íntimos del antiguo Vicepresidente de la empresa eléctrica podrá ser sancionado. Nadie es nepote del recientemente designado, Celso Marranzini, ni por parte de padre ni de madre. Es muy poca la sanción que le permitirán porque evidenciaría al Presidente de la República como cómplice en primer grado del cuestionado funcionario que estuvo mal administrando esa empresa durante tantos años. Todo está cambiando para que siga igual. Celso Marranzini Pérez tendrá que acostumbrarse a administrar esa empresa con una inmensa corte de alcahuetes aferrados a cargos inventados por la ambición y la impunidad.

Desde meses atrás se han estado percibiendo síntomas de desesperación en ciertos sectores del gobierno. Parece que el Poder Ejecutivo se siente acorralado por la persistencia de graves problemas y por las dificultades que tiene para financiar los excesivos gastos de la administración pública. Medidas desesperadas como el endeudamiento externo para gastos burocráticos miden la gravedad de la crisis. ¿Cómo financiar la próxima campaña electoral que permitiría mantener el control del Congreso Nacional y de los municipios si no se dispone de excedentes billonarios? Para ganar votos ya no existe el boschismo, ni funciona el PLD como Partido, ni se oye una consigna como aquella de que “Ni Robó Ni Mató”. Suerte para el gobierno de Fernández que la indigencia del liderazgo del Partido Revolucionario Dominicano le permite moverse a su antojo y malgastar sin control.

Los analistas deben profundizar en torno al intento de preservación del poder político por Leonel Fernández. Si no hay fondos para financiar el clientelismo con la misma intensidad que en 2007 ¿dejará el Presidente que los comicios sigan un curso espontáneo o ya está rugiendo el motor de la manipulación electoral con el asesoramiento de sus aliados balagueristas? ¿Quién podría sentir vergüenza en el gobierno para no intentar un fraude electoral? ¿Está preparada la dividida Junta Central Electoral para impedirlo? Puede lucir aventurado hacer predicciones de esta naturaleza, pero no se debe esperar a que ocurra para luego lamentarse. El perro huevero nunca deja de meter el hocico en los botes de basura.

De todas maneras, valga el reconocimiento al presidente Fernández por los artilugios utilizados para encubrir la ruptura de la inveterada costumbre de no sustituir funcionarios de su absoluta confianza. Con esto parece insistir en sus objetivos de garantizar la impunidad de los funcionarios indefendibles por exceso de evidencias. Asimismo, ganará tiempo para hacer los ajustes que le permitan mantener el poder congresional y municipal, sin importarle lo que haya que hacer.

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