Conspiraciones contra la soberanía nacional

Conspiraciones contra la soberanía nacional

Desde la desaparición de la dictadura en 1961, los haitianos y sus amigos comenzaron a envalentonarse, en la misma medida que aumentaba el éxodo ilegal de ellos y la agresividad internacional, para atemorizarnos para que no nos atreviéramos a frenar esa avalancha humana.

La historia de los pasados 50 años está llena de inverosímiles episodios, en cuanto a la sumisión de una soberanía al que dirán las demás naciones, que con sus amenazas, chantajes y presiones, impiden que los dominicanos ejerzan su derecho soberano, al igual que lo hacen Estados Unidos con los mejicanos y centroamericanos ilegales que cruzan su frontera y los europeos con los africanos, repatriándolos en una llegada constante debido al hambre en sus países.

Después del terremoto del año pasado, quizás por un acuerdo tácito, se permitió por parte de las autoridades locales hacerse de la vista gorda ante la masa humana que diariamente cruza la frontera, sin ningún temor de ser apresados radicándose en campos y pueblos de oriente, desbordados por una inmigración que solo sabe traer malas costumbres, enfermedades, vicios y delincuencia.

Pese a que voces autorizadas se manifiestan en contra de la situación, todavía se ven obligadas a aceptar las acusaciones airadas de diplomáticos haitianos para que se detengan las deportaciones de sus nacionales. Cuando en un momento surgen los pujos patrióticos para preservar la soberanía, se genera un repliegue y se vuelve a la tradición de meterse la lengua en donde la espalda pierde su nombre, aceptando los dictámenes que imponen instituciones y naciones para que el país se haitianice a la carrera, asimilando un población que aporta una mano de obra en labores que rechazan los dominicanos. Estos buscan emigrar, conseguir un motor u otros trabajos más rentables.

Es una situación grave, que por miedo, falta de pantalones u obligaciones y compromisos secretos de nuestras autoridades con Estados Unidos y la Unión Europea, va en aumento un problema, como una bola de nieve, para arrastrarnos a todos y enfrentarnos en pocos años a una realidad, a una quinta columna que desde hace 45 años ha sido estimulada irresponsablemente por los políticos que nos han gobernado, que con sus aliados de los sectores agrícolas, de la Iglesia, de la construcción y empresarial, han encontrado en la masa de haitianos el canal para hasta satisfacer sus fines populistas, infiltrándolos hasta lograr su participación en determinadas elecciones nacionales.

Hay que sacudirse de la indolencia, y así como se logró aglutinar al país para exigir el 4% del PIB para la Educación y se desbarató el proyecto de la fábrica de cemento en Los Haitises, es necesario hacer valer las obligaciones y derechos de la soberanía y de la nacionalidad para que Estados Unidos, la Unión Europea o Amnistía Internacional no logren imponerse frente a un gobierno débil y timorato que sepa hacer valer sus responsabilidades y obligaciones con su ciudadanía, que ahora se ve desbordada por una invasión que crece a ojos vista con la presencia abundante de enfermos, ciegos, minusválidos y niños pidiendo limosnas en las esquinas de la capital y Santiago. La política del dejar hacer de las autoridades es criminal para el futuro del país, por tanto, debe modificarse a como dé lugar y proteger la soberanía.

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