Constanza

Constanza

UBI RIVAS
El presidente Leonel Fernández inauguró el 19 del presente mes el aeropuerto doméstico de Constanza a un costo superior a los RD$90 millones y el grave cuestionamiento que se formula en sentido general en relación a esta obra es que debió primero disponer el arreglo de la vía que conduce a ese valle paradisíaco.

Es decir, no repetir el dislate del presidente Joaquín Balaguer que para complacer a un general dispuso la construcción del aeropuerto María Montez de Barahona, sin construir previo una infraestructura hotelera para proporcionar albergue a los supuestos turistas que vendrían a La Perla del Sur para que no tuvieran que acampar debajo de una mata.

Aún a la distancia de no hay infraestructura turística en Barahona y el aeropuerto es un mastodonte del Cretáceo Superior, gigante, yerto.

Fue el secretario de Turismo, en el caso del María Montez, y el secretario de Obras Públicas en el de Constanza, quienes debieron bien aconsejar tanto a uno como a otro gobernante, en los menesteres de las prioridades para la construcción de una obra de las envergaduras de las que tratamos, y resulta que en ninguno de los dos casos parece que no fue así.

Los constanceros constituyen una de las comunidades más laboriosas, pacíficas y constructivas de la sociedad dominicana y el país le debe mucho en la cocina, como productores sine qua nom de hortalizas, papas y ajo, aunque en estos dos renglones los constanceros nunca han obtenido el respaldo masivo y pertinaz de los gobernantes que permiten importaciones de ambos en desmedro de sus economías y sus esfuerzos encomiables. ¿O no ha sido así siempre con los famosos permisos con los que no pocos han amasado fortunas?.

Constanza es un valle paradisíaco de unas 16 mil tareas y cuando el forastero se aproxima a él, fuese por tierra o por aire, como este servidor lo ha hecho por ambas vías, es sorprendente y refleja de inmediato una acuarela cubista de Pablo Picasso.

Su clima es promedio de 20 grados Celsius constante, y en las noches baja cuatro y hasta cinco menos, su incidencia criminosa mínima y su entorno aún entiendo no se ha contaminado con los decibeles negativos de las urbes autóctonas. ¿O me equivoco?.

La primera vez que visité Constanza data de 1956, y entonces era una aldea apacible en la que don Marún Tacktuck era la referencia económica de los principales comercios, y el hotel Nueva Suiza su punto obligado de encuentro de todos los viajeros, visitadores a médicos, comisionistas y escasos turistas, cuando no se había incorporado a esta actividad la palabreja «eco».

La vía que accesa a Constanza desde la capital del país, Cruce de Casabito, famosa no solamente por su peligrosa perpendicularidad sino porque desde esas inmediaciones fue que el generalísimo Rafael Leonidas Trujillo dispuso que se derricara ya muerto al escritor e historiador Ramón Marrero Aristy en 1957, hasta el poblado de Constanza, es una miseria, una barbaridad, una vergüenza y un agravio que los constanceros no merecen y que todos los gobernantes le han infligido.

Es un año pre-electoral en el que a todas luces se perfila un intento reeleccionistas del presidente Fernández con grandes visos de obtener el propósito, contrario a la intención del anterior gobernante que pronostiqué fallida desde un principio, correcto y por demás redituable, vendría a ser que disponga ipso facto al arreglo de esa importante vía, porque inclusive hay varios resorts pequeños y grandes casi paralizados porque son pocos los que se atreven a correr sus vehículos, yipetas, Mercedes, BMW, Jaguar, por esa vía inservible, para que se le destartalen y rompan.

Todos debemos propiciar unidos, por el reconocimiento de los constanceros, solidarizarnos todos con ellos y reclamar al presidente Fernández la inmediata reparación de la vía que accesa a uno de los valles pequeños más feraces y productivos del país, además de una potencia turística doméstica envidiable.

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