Consternación por triple asesinato

Consternación por triple asesinato

VALENCIA, España (AFP).- El triple crimen de una joven dominicana y sus dos hijos pequeños, muertos en el incendio que provocó su ex marido y padre de los niños, causó consternación en Alzira, una pequeña ciudad valenciana que se reponía lentamente el lunes de este enésimo caso de violencia doméstica en España.

Una violencia que en España se cobró, en el año 2003, la vida de 68 mujeres a manos de sus compañeros o ex compañeros, según cifras oficiales, pero que organizaciones feministas elevan a un centenar.

Los padres y otro de los hijos de un anterior matrimonio de Jenny Irene Lara Castillo llegarán el martes a Alzira para cumplimentar los trámites de repatriación de los restos de la mujer y de sus hijos.

La Generalitat valenciana, gobierno regional, a través de la Conselleria de Bienestar Social, asumió la tutela del otro hijo de la pareja, Pablo, de 12 años, que vivía con su padre. Según relataron vecinos de las víctimas acudió esa noche aciaga a la vivienda de su madre y la llamó por el intercomunicador del edificio, pero ésta se negó a abrirle pues sospechaba que su ex pareja se encontraba en las inmediaciones.

Poco después, el ex compañero de Jenny, el asturiano Ismael Pablo Rodríguez, la encerró en la vivienda junto con dos de sus hijos y le prendió fuego. Como había cerrado las puertas con llave, la mujer y los pequeños perecieron carbonizados.

El agresor, que fue posteriormente detenido como supuesto autor de la muerte de su ex pareja y dos de sus hijos, había sido condenado en diciembre del pasado año por un delito de maltrato hacia la víctima. Desde entonces fue denunciado en cinco ocasiones más y hasta amenazó a la titular del juzgado de esta localidad que tramitaba la custodia de sus hijos.

La historia de Jenny e Ismael empezó con «un flechazo» hace catorce años y terminó en tragedia la semana pasada, recordó a la AFP Mari Carmen, una de las amigas de la víctima.

Jenny Lara comenzó a ser maltratada después del nacimiento de su segundo hijo, Keit, de ocho años, «pero estaba tan enamorada de él que aún fue capaz de engendrar a María», la niña de cinco años que también pereció carbonizada, recuerda Mari Carmen.

Josefina, otra de las amigas dominicanas de la víctima a quien describió como «una persona muy querida y apreciada por su alegría y perseverancia», también recordó que el noviazgo con Ismael significó para Jenny «un mundo de ilusiones, le daba una oportunidad porque en nuestro país hay pocas».

A Jenny le había deslumbrado Ismael cuando se conocieron en el Caribe por su «atención, delicadeza, buenas maneras y lo espléndido que era con el dinero», pero el asturiano pasó de seductor a verdugo cuando perdió una clínica dental que regentaba en Asturias (norte).

La belleza humana y física de Jenny, nacida en la sureña localidad de San José de Ocoa, su pasión por la buena cocina y su incansable atención hacia su compañero intentaron paliar los problemas por los que pasaba Isamel, recuerdan sus amigas.

Jenny trabajaba de sol a sol limpiando casas o restaurantes y en una de las empresas en las que limpiaba consiguió un trabajo para su compañero, pero como ese empleo no era de su agrado, prontó empezó a beber y a rodearse de malas compañías. En tanto nacía Keit, segundo hijo de la pareja. Rodríguez perdió el trabajo y comenzaron las agresiones.

Sin embargo, la alegre dominicana, que además, según los relatos de sus amigas, se deslomaba trabajando en cosechas, le dio su tercer hijo, María. Con ella vino el acoso físico, ante lo cual y por primera vez, Jenny decidió denunciarlo. Se separó, pidió la custodia de los niños y se compró un piso. Asesorada por una abogada logró ocho procesos, una sentencia por maltrato y una orden de alejamiento.

Hace veinte días, recordó Josefina, Ismael la había amenazado una vez más de muerte. Un día antes de prenderle fuego a la vivienda había vuelto a acosarla.

En la madrugada del viernes Ismael Rodríguez cumplía su amenaza.

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