PUERTO PLATA. La Iglesia Católica, familiares y amigos despidieron en el pueblo donde nació los restos del joven sacerdote Víctor Martínez Cabrera, muerto en un accidente en la carretera de Jarabacoa el domingo, horas antes de oficiar su primera misa en la iglesia La Altagracia, en esta ciudad, lugar que vio crecer su fe y su vocación sacerdotal.
El ataúd blanco envuelto por una gran bandera de la orden Salesiana (Don Bosco) a la que pertenecía, una Biblia y cuatro sacerdotes rindiendo honores, provocaron llanto en la Catedral, donde el obispo Julio César Corniel Amaro presidió la misa.
Luego el cadáver fue trasladado a La Vega, donde fue sepultado en el panteón de los salesianos.
En la homilía, el obispo resaltó la alegría que exteriorizó Víctor el sábado cuando lo ordenó sacerdote, en un acto en el que participaron su familia, sus amigos y donde dijo que ese era el día más grandioso.
A mí me tocó ordenarlo sacerdote en una fiesta de júbilo para él y para toda la Iglesia, en la parroquia María Auxiliadora de Jarabacoa. Y hoy me toca despedirlo en una misa fúnebre. Pero Víctor estaba convencido de que Dios es el único que tiene poder sobre nosotros y por eso sabemos que Dios lo tendrá en un lugar especial, expresó el obispo Corniel Amaro.
Tanto dolor. Martínez era hijo de Justo Martínez (fallecido) y de Máxima Cabrera, quien lloraba desconsolada a su hijo, igual que sus 11 hermanos. Ernesto, un hermano del sacerdote, dio las gracias a nombre de la familia. Quiero expresarles en nombre de toda mi familia un agradecimiento profundo por su presencia y las muestras de cariño. Este es un dolor inmenso, indicó entre lágrimas.
Observó que su hermano desde los 16 años sintió el deseo de servir en la Iglesia y lo hizo a través de los grupos de formación pastoral. A los 18 años se fue al Seminario Menor y se licenció en Educación. Se marchó a México a seguir perfeccionándose y al regresar se ordenó.
Santa Rodríguez, esposa de un tío del sacerdote muerto, contó del valor humano que poseía, el cual reflejaba en su amor a los niños, los desposeídos, los desamparados y la pasión por la Iglesia. No sé ni cómo describírtelo, porque era una persona especial para todos en la familia. Se daba a querer fácilmente desde niño. Amaba a los niños. Todo lo suyo era buscar solución a los problemas, dijo. El senador Francis Vargas calificó como una gran pérdida la muerte del joven, por el dolor de sus familiares, quienes gozan de mucho aprecio.
Zoom
De lo uno a lo otro
El inspector de los salesianos, padre Víctor Pichardo, narró que el sacerdote Benito Hierro había preparado un escenario de fiesta para que Víctor celebrara su primera misa con toda la grandeza con la que la comunidad lo esperaba, pero en segundos hubo que cambiar una celebración por un funeral, su funeral.
Tragedia grande
En el accidente, también pereció su tía Petra Jiménez de 56 años y su esposo Manuel Jerez y heridas Verónica Núñez Acero y Anny Patricia Jerez, que se recuperan.