El providencialismo y la reelección han resultado en grandes tragedias que han impedido la evolución del país hacia mejores causas vinculadas al desarrollo, la civilización y el afianzamiento de la democracia en la forma epidérmica como se ha estilizado.

Los ciclos trágicos de providencialismo se inician con el general Pedro Santana, que no fue reelecionista, aunque ejerció por diez años el poder en períodos alternados, del 13-07 de 1844 al 04-08-1848, cuatro años; del 30-07 al 24-09 de 1849, dos meses; del 15-02-1853 al 01-06-1856 tres años y del 27-06-1858 al 18-03-1861.

Buenaventura Báez, apátrida como el general Santana, ejerció el mando de 1849-1853; 1856-1858;

1865-1866; 1868-1873, los funestos seis años, y de 1822 a 1899, quince años en total.

El general Ulises Heureaux, el terrible Lilís, gobernó despóticamente de 1882 a 1899, culminando su era en un charco de sangre en Moca el 26-07-1899.

El generalísimo Rafael Leónidas Trujillo gobernó de 1930 a 1961, reeligiéndose en 1934; por estrategia política cedió el puesto en 1938 a Jacinto Peynado, debido al genocidio de 1937, ejerciendo Peynado el poder gomígrafo 1938-40, fallece y es sustituido por Manuel de Jesús Troncoso de la Concha (1940-1942), en el que volvió Trujillo hasta 1947, repitió en 1951, cuando cedió a su hermano Héctor y éste a Joaquín Balaguer, en 1960.

El doctor Balaguer, providencial y reeleccionista inició el 01-07-66, repitió en 1970-1974 y 1974-78, aunque fue desplazado por Antonio Guzmán del PRD.