Construcción de escuela detenida impide dar clases

Construcción de escuela detenida impide dar clases

POR MARIEN A. CAPITAN
SAN CRISTÓBAL.-
Con las obras de rehabilitación de su plantel detenidas desde hace tres meses y una comunidad que se opone a que reciban docencia en las pésimas condiciones que lo han hecho durante los últimos tres años, los más de 600 estudiantes que se matricularon en la Escuela Básica Najayo al Medio no saben por cuánto tiempo continuarán extendiendo sus vacaciones.

Es que, cansados de esperar que terminen de reconstruirle la escuela, los dirigentes magisteriales y los padres tomaron la decisión de no iniciar el año escolar hasta que su centro educativo esté listo.

Para los maestros, por otro lado, la situación se hace insostenible: cumplir el horario, entreteniéndose como pueden en labores administrativas, no es nada agradable. Prefieren, y lo dicen, estar frente al pizarrón, con la tiza en la mano y un montón de niños haciendo mil preguntas.

 “Estar sentado aquí es una incomodidad, uno lo que quiere es iniciar el año, trabajar y tener a los niños en la aulas”, señaló una de las maestras del plantel lamentando que estén arribando a su tercera semana de atraso con respecto a la apertura oficial del año escolar.

Otra, corroborando su afirmación, agrega que aunque desean trabajar no es fácil hacerlo en estas condiciones. “Son tres años pasando trabajo. Las autoridades tienen que hacer algo. No se puede estar así”.

Lo que más apena a la directora, Marianela Pérez, es que a la edificación le falta poco para ser terminada: la mayoría de los surcos que tenían las paredes y techos ya fueron cerrados; y los pisos fueron colocados en la mitad de aulas.

Quedan aún arreglar las instalaciones sanitarias y eléctricas y reforzar los marcos de algunas puertas y ventanas (que deben ser puestas también). Posteriormente habrá que hacer las faenas menores: pintar, colocar las pizarras y realizar las labores de ornato.

Respecto a las butacas, Pérez indicó que de tanto trasladarlas se han destrozado. Por ello, subraya, confían en que las autoridades educativas equipen el plantel una vez se decidan a terminarlo.

ENTRE UN IR Y VENIR

Ir y venir. Marcharse y volver. Un eterno deambular que ha acompañado a los maestros y estudiantes de esta escuela desde hace tres años, cuando las grietas del plantel (producto de los vicios de construcción)  comenzaron a convertir en un verdadero peligro.

Después de mucho luchar, y reclamar porque se taparan las grietas y se reforzaran las columnas y vigas de la escuela, la comunidad logró que el gobierno pasado iniciara las obras.

Con la esperanza de que contarían con un plantel remozado, los 600 y tantos alumnos comenzaron a recibir la docencia bajo árboles, en marquesinas de casas de familias, clubes, iglesias y casas prestadas.

Aunque la mayoría de los espacios no contaba ni con ventilación ni con iluminación, para ellos eso no importaba mucho puesto que tenían la ilusión de que su plantel sería terminado. Las obras, sin embargo, se detuvieron en noviembre del año 2003 y no se reiniciaron hasta un año después.

Contando ya con nuevas autoridades educativas, la solución que se le buscó a esta escuela fue la construcción de cuatro aulas de madera que fueron colocadas de forma provisional en la que debía ser la cancha de la escuela. Además de ese espacio, como hay nueve cursos, algunos muchachos continuaron tomando clases en locales prestados.

Este año, cansados de las eternas promesas que no se materializan, los dirigentes de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y la sociedad de padres y amigos de la escuela decidieron no iniciar las clases: sus hijos no continuarán hacinados en ningún pequeño cuarto en el que no pueden casi leer ni respirar.

Lo más paradójico es que, mientras estos 600 niños pasan por tantas vicisitudes para aprender, se hable tanto del Foro Presidencial por la Excelencia Educativa. Porque, ¿cómo podrían ellos llegar a la excelencia si ni siquiera tienen un espacio decente para estudiar? Por ahí se debe empezar.

Publicaciones Relacionadas