Construcción de isla comenzaría en un año

Construcción de isla comenzaría en un año

POR MANUEL JIMÉNEZ
Los promotores de construir una isla frente al litoral de Santo Domingo esperan iniciar los trabajos en un año, si la autorización oficial y la opinión pública lo acepta. Indicaron que un retraso muy prolongado lo convertiría en inviable el proyecto por el incremento de los costos financieros.

La inversión se estima entre los US$350 a US$450 millones y la construcción tardaría alrededor de dos años, dijo el arquitecto Gustavo Luis Moré, uno de los promotores del proyecto diseñado por el arquitecto español Ricardo Bofill.

Novo Mundo 21, como se denomina el proyecto, estará a cargo de una firma inglesa con experiencia en la construcción de obras de “reclamación marítima”, esto es ocupación de áreas marinas para convertirlas en territorios secos.

La isla artifificial se extendería desde la zona del rompeolas, en las proximidades del obelisco, hasta los frentes de la avenida Abraham Lincoln, agregó More.

Su extensión sería de aproximadamente un millón de metros cuadrados, pues la idea es poder utilizar entre 600,000 a 650,000 metros para ventas, según el plan, dijo Moré.

Moré y arquitecto dominicano Pedro José Borrel integran el equipo técnico del proyecto.

“Se trata de un proyecto que se viene haciendo en todas las ciudades del mundo, en toda la historia, desde Alejandría, en Egipto; Roma, en Italia; Barcelona, en España; Nueva York, Miami, California, Amsterdam, Rótterdam, Atenas y Tokio”, dijo Moré en sus oficinas próximo a la zona universitaria.

El proyecto es iniciativa de la compañía inglesa Posford Haskonin, dijo, integrada por ingenieros “de gran prestigio internacional y con muchas obras de reclamación marítima realizadas.”

Además, dijo Moré, está la experiencia del arquitecto Bofill en proyectos de esta naturaleza tanto en Europa como en América.

En la isla se levantarían hoteles, centros comerciales, un centro de convenciones, jardines, viviendas individuales y torres de apartamentos, un club marino y centros educativos. “Se trata de una ciudad que está bien planeada”, sostuvo Moré.

La isla, que no impondrá restricciones para el acceso a sus áreas públicas y comerciales, incluyendo a las dos playas que integraran uno de sus atractivos, dispondrá de cuatro puntos de conexión con la ciudad de Santo Domingo, según el diseño.

Uno  frente al parque Eugenio María de Hostos, otro en la Máxima Gómez, que sería la principal vía de acceso, un tercero por la sede de la Cancillería y el cuarto sería un puente desde la avenida Abraham Lincoln, frente al hotel Santo Domingo. 

“Las playas estarían ubicadas una en la zona del rompeolas y la segunda en lo que fue Güibia, frente a la Máximo Gómez, pero todo va a depender del análisis del acantilado, de cómo se podría aprovechar”, comentó Moré.

“Habrá libertad de movimientos”, aseguró Moré para rechazar quienes consideran elitista el proyecto.

Advirtió, sin embargo, que habrá áreas vedadas para el público como ocurre ahora en algunas áreas residenciales de la ciudad. Habrá controles de entradas como los tienen todos los hoteles, dijo.

No se trata de un proyecto para todo el mundo, advirtió Moré, pero entiende que el mismo estará al alcance de la “misma gente que puede ahora estar en la Lincoln, en la Bolívar y otros sectores residenciales de Santo Domingo.”

La isla será construida en base a materiales naturales, a una profundidad de diez metros sobre el nivel promedio del mar, que es una distancia de diseño muy frecuente, explica. Unas piezas de 20 toneladas serán lanzadas desde una barcaza para ser entrelazadas y crear una superficie capaz de resistir “cualquier ciclón”, aseguró Moré.

Explicó que el diseño es de profesionales con amplia experiencia en la ejecución en la materia.

Arriba de eso se crearán entonces unos taludes con gravas y concreto para hacer la isla. Todo esto se rellena y se compacta con un material que se traerá en barcaza, pues nunca se utilizará el malecón como punto de acceso durante el periodo de construcción, aclaró.

“La idea es hacer un trabajo de frente marino, una isla, unas playas, unas estructuras que estén puestas de manera tal que potencialicen la vista desde la ciudad a través de esa zona, nunca ocultar vista de hoteles, es un proyecto que tiene grandes atractivos”, dijo.

Moré explicó que en el presupuesto de la obra se incluye el remozamiento y el reacondicionamiento del malecón de la avenida George Washington, que nunca va a desaparecer.  Dentro de la isla “habrá un nuevo malecón igualito al que existe, con las mismas características, las mismas palmas, será una extensión de la ciudad”, indicó.

El problema de las aguas de drenaje que desembocan en esa zona del mar Caribe ha sido tomado “muy en cuenta” en el proyecto. “Todas estas agua de drenaje se agruparían en un sitio, se meten en unos tubos por debajo de la isla y se llevarían hasta la distancia correcta para que no afecte ni el fondo marino ni a la ciudad, explicó Moré.

Otro de los detalles técnicos y ecológicos que se han tomado en cuenta es el río Ozama y se ha diseñado un sistema que evite que las aguas sucias que en determinados momentos vierte al mar Caribe afecten la zona de playa  que se levantará en el rompeolas.

Para esto se construirá  una obra de toma al otro lado de Sans Soucí, donde no existe la contaminación provocada por el río, porque el río sale hacia el Oeste, no hacia el Este, para traer aguas frescas al espacio de la playa, evitar así las aguas sucias, explicó More.

El espacio de la playa se trabajaría con una serie de diques que cerrarían cuando el río se ensucia y entonces se  activaría el sistema de aguas frescas que se tomaría desde el otro lado de Sans Soucí. Cuando el agua del río esté limpia, se deja entrar su agua normalmente, explicó More.

El problema de los servicios está cubierto, según Moré, pues la isla contará con su propio sistema de abastecimiento de energía, planta de tratamiento, recogida de desechos y agua potable, aunque en este último punto habrá que tener algún tipo de negociación con las autoridades. “Lo que se quiere es involucrarlas lo menos posible.”

“En el proyecto están involucrados capitales dominicanos y la idea es que no represente, en lo absoluto, una carga adicional a la ciudad de Santo Domingo”, expresó Moré. “Todo lo contrario, implica un impulso para la ciudad”.

Aunque los promotores del proyecto cuentan con un decreto del poder Ejecutivo dictado en la administración del ex presidente Hipólito Mejía, no quieren valerse del mismo para dar inicio a la obra. Esto se está manejando con otro criterio, “aquí no se están manejando influencias, estamos a la espera del consenso y de la decisión de las autoridades”.

El proyecto está bajo estudio de la secretaría de Obras Públicas por disposición del presidente Leonel Fernández.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas