Construcción del héroe y estética modernista en “La sangre” de Tulio M. Cestero

Construcción del héroe y estética modernista en “La sangre” de Tulio M. Cestero

La Editora Nacional, que dirige el poeta José Enrique García, en una empresa encomiable: poner a la mano de los jóvenes las obras que mejor perfilan la literatura dominicana, publicó en su ColecciónBásica la novela “La sangre” (1914) de Tulio M. Cestero; esfuerzo necesario por la falta de ediciones bien cuidadas en nuestro medio y la lamentable situación en que se encuentra la lectura en nuestras escuelas. Donde muchas veces seprefiere el libro del aspirante a escritor que la obra ya establecida y fijada por el tiempo.
Esta obra de Cestero ha sido puesta en el canon literario como la mejor novela de autor dominicano publicada hasta la primeramitad del siglo XX. Algunos la colocan al lado de “Enriquillo”, de Manuel de Jesús Galván. Asuntos que trataremos en otra ocasión. Su lectura en la cultura dominicana tiene sus altas y sus bajas. La primera edición fue publicada enParís en 1914 y luego se publicó una versión corregida en 1955 por laLibrería Dominicana. Lo que nos dice que la obra pudo haberse leído muy poco bajo la Era de Trujillo. Aquí podemos ver dos razones, una, de carácter editorial que atañe a la baja lectura en el país y al relegamiento de las obras clásicas; otra, a las implicaciones políticas que tenía publicar una obra que pudiese poner en evidencia el paralelismo entre Trujillo y el tirano Ulises Heureaux. Una tercera posibilidad es que el autor, diplomático de Trujilloy su primer intendente de Hacienda, no quisiera que se reeditara.

“La sangre” sobresale por ser una escritura modernista. Recoge el lenguaje del fin de siglo caracterizado por un preciosismo decadentista; un deseo de poner en el texto el fardo lingüístico que dan a la lengua su carácter diacrónico. Y en este aspecto, logró lo que solo Manuel de Jesús Galván había realizado en la prosa en el siglo XIX.Cestero es un autor muy atento a dos ejes que aparecen en la estética finisecular, el fondo y la forma. Ese dualismo metafísico que divide la acciónde la escritura como en el alma y el cuerpo. Y que la poética crítica e integra en los valores rítmicos del texto. Cestero es entonces un escritor que entra en las aguas del modernismo latinoamericano; no por la grandeza de su poesía,sino por el cultivo de una prosa brillante.

En cuanto al género novela, esta obra tiene distintas aristas. Podemos decir que es muchas novelas a la vez. ¿Es una novela romántica? No lo creo. No existe en “La sangre” el conflicto, los sentimientos,el sentimentalismo que adornaron las obras románticas. Aunque, la estética deVíctor Hugo no esté ausente del todo. Es romántica por la manera de ver el mundo que tiene el héroe, por su idealismo. Es romántica porque el modernismo,según Octavio Paz (“Los hijos del limo”, 1974), es la culminación del movimiento romántico. Y también porque es la culminación de la mirada romántica que el autor dio a la ciudad en “Ciudad romántica” (1911).

La novela, a pesar de las reiteradas descripciones de la vida dominicana bajo la dictadura y los años que siguieron a la caída de Heureaux, no es una novela costumbrista. No existe en ella un realismo ingenuo que caracterizó a otros escritores del cambio de siglo. Hay en la prefiguración un intento de dilucidar la condición dominicana. Y esta se balancea entre el caudillismo del que aflora el autoritarismo secular y las montoneras que eran las revoluciones realizadas por las diferentes capas de la pequeña burguesíaque esperaban tener un acomodo en la administración del Estado (Bosch, 1970).La obra de Cestero es una continuación del ciclo de novelas de las revoluciones que tiene su inicio en “Baní o Engracia y Antoñita” de Francisco GregorioBillini. El tema se asemeja allí y también es central el problema de los liberales frente al autoritarismo.

Manuel Rueda (1998) acierta al decir que la obra no trata centralmente la vida del dictador. Tema que estudia en la literatura hispanoamericana. Cestero no trata a profundidad la vida y la psicología de Heureaux (Rufino Martínez, “Diccionario”, 1971), ni la obra termina con ese acontecimiento. De hecho, el narrador no cree que la dictadura sea un problema del caudillismo. Creo que cambió su parecer entre “Sangre solar” y “La sangre”. En la primera veía el caudillismo y la otredad campesina como los problemas para crear una polis gobernable (Fornerín, 2012). En la segunda, cree que la cuestión del autoritarismo reside en la base social del pueblo dominicano. Olvidemos que la generación de Cestero fue la primera en realizar un análisis sociológico y positivista de la sociedad. Cestero y José RamónLópez comparten opiniones sobre la realidad social de la República Dominicana.

“La sangre” es una novela que trata los temas nacionales como lo había iniciado García Godoy en su “Trilogía Patriótica”, con la diferencia temática de que mientras García Godoy trabaja episodios de la historia dominicana fundacionales, la independencia, la anexión y la restauración, Cestero toma un trozo de la historia que era contemporánea a él.Tan contemporánea es la historia que el fin de novela se puede datar en 1907,cuando se firma la Convención dominico-americana (Inoa, 2013). Por lo que la obra no es una novela histórica, más bien es una crónica con un antecedente que se remonta en el tiempo. Su periodo va de 1880 hasta 1905, es decir,veinticinco años muy cercano a la vida del autor.

Para determinar el género es fundamental tomar en cuenta el personaje. Antonio Portocarrero es un héroe que se desarrolla en un ambiente en el cual el mundo exterior es más importante que el suyo. Por lo que es una figura a veces inmóvil frente a un cosmos que se pinta y en el que se actúa. Por esta razón, domina más la descripción y las acotaciones, las pinturas y los grabados de la ciudad y sus barrios que la vida del personaje.Este está muy bien construido. Inicia el autor con la descripción de la infancia como lo hace Flaubert en “Madame Bovary”. El ambiente en el colegio inicia el aprendizaje del héroe.

Hasta la última parte de la obra parece un fracasado. Uno del montón que busca engancharse al tren gubernamental y salir bien con un puesto o una cartera. Pero Antonio Portocarrero simboliza las aspiraciones de una generación de jóvenes dominicanos que había ascendido a la polis o al ágora luego de la revolución de 1870, jóvenes egresados delColegio San Luis Gonzaga o de la Escuela Normal de Eugenio María de Hostos y no encontraban espacio en la ciudad política. Ella estaba ocupada por un dictador. Ulises Heureaux había traicionado los principios del partido Azul de Gregorio Luperón, derivado de la Restauración de la República. Portocarrero era un personaje que representaba una élite civilizante que entendía de forma problemática la civilidad.

La importancia de Portocarrero es que lleva en sí mismo todas las contradicciones de la clase que representa y que en cierta manera figuran una mirada pesimista de la dominicanidad.

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