Consuelo pide auxilio Creen sin inversión no habrá desarrollo en la localidad

Consuelo pide auxilio Creen sin inversión no habrá desarrollo en la localidad

La falta de fuentes de trabajo es el grito que se oye en todo el municipio de Consuelo, carencia que se acentuó luego de la desaparición del ingenio que llevaba su nombre, a raíz del proceso de privatización de las propiedades del Estado, en 1997.
Sin embargo, una luz impide que el panorama sea más oscuro: el trabajo que hacen las hermanas Inmaculadas Concepción, quienes tratan de rescatar a una población que está abandonada por el Estado.
La congregación Inmaculada Concepción, procedente de Canadá, llegó al lugar en 1959 y ha sido el sostén para el impulso de la educación en Consuelo, como columna vertebral para que se desarrolle ante la ausencia de planes del Gobierno y del sector privado.
Y es que, como explica Norma Celeste Ozoria, directora de la escuela Divina Providencia, la mayor fuente de empleos está en los centros educativos, donde laboran decenas de profesores y personal administrativo.
Dice que para poder devengar un salario la mayor parte de la gente sale a otras localidades, como Bávaro, San Pedro de Macorís, La Romana y Santo Domingo.
Otros, indica, se van del territorio nacional para los Estados Unidos, Europa o islas cercanas, con miras a sustentar las familias que dejan en Consuelo, donde no existe una gran industria que acoja a una población ansiosa de ingresos económicos.
El servicio de energía eléctrica es extremadamente deficitario en este municipio con 60 mil habitantes y una extensión territorial de 131.5 kilómetros cuadrados, el segundo en importancia en la provincia de San Pedro Macorís.
Describe como un caos el servicio de la energía eléctrica, que desaparece tres veces en 24 horas, lo que obliga a la gente a adquirir fuentes alternativas como inversores, sobre todo quienes tienen un trabajo fijo.
El agua potable tampoco es estable: llega en la mañana en algunos sectores pero desaparece luego al otro día, por lo que muchos acuden al almacenamiento en los tinacos y otros recipientes.

Hay voluntad. Néstor Lois Jacobo, profesor de artes, asegura que la sociedad le debe a la congregación Inmaculada Concepción el desarrollo de la educación en este lugar. De lo contrario, indica, Consuelo estuviera sumida en la oscuridad total y no fuera bautizada como la Cuna de la Educación y el Deporte.
Estima la desaparición de los ingenios como la mayor desgracia, no solo para Consuelo sino para todas las localidades que tenían la caña de azúcar como su principal fuente de desarrollo.
Precisa que a partir de entonces, las familias iniciaron un viacrucis saliendo de Consuelo hacia otros lugares donde se instalaron industrias de zonas francas, como San Pedro de Macorís, así como a las áreas de desarrollo turístico como Bávaro y Punta Cana.
Explica que los hijos de las personas que expulsó la quiebra del ingenio son los que ahora tratan de permanecer en la localidad y mantener la cultura y la educación, así como de impulsar la economía.
Lamenta la pasividad que muestran las autoridades locales, como la alcaldía y congresistas de la zona, ya que no han sido capaces ni siquiera de instalar una biblioteca pública.
Urge para que las autoridades y el sector privado inviertan en zonas francas y otro tipo de industrias, tras señalar que disponen de una buena mano de obra calificada.
“La voluntad está, continúa, no se cae, aquí hay mano de obra, tenemos profesionales de todas las áreas técnicas, hay de todo, lo que pasa es que no hay fuentes para poner a funcionar esos conocimientos”, destaca además el profesor artístico.
El regidor del ayuntamiento local, Dioris Mota, observa como crítico el desarrollo de Consuelo, debido a que los jóvenes tienen que abandonar su territorio para sobrevivir y, de esa manera subsidiar, a sus familias con las remesas.
A pesar de la situación por la que atraviesa el municipio, no fue posible consultar al alcalde Juan Ignacio Vargas con miras a saber sobre sus planes. Más de diez llamadas no fueron suficientes para convencerlo de hablar.
Salvan el taller. Así como Moisés fue salvado de las aguas, según la Biblia, el taller que reparaba las maquinarias del ingenio Consuelo fue salvado por un patronato conformado por cinco fundaciones que dirigen las hermanas de la Inmaculadas Concepción y otras denominaciones Cristianas.
Se trata del Patronato de Talleres de Capacitación y Producción Tecnológica del Ingenio Consuelo, que tiene como objetivo principal generar empleos, debido a que la situación afecta al núcleo familiar, centro de toda sociedad.
Manuel Emilio Girón, representante de la Confraternidad de Iglesias y Ministros Evangélicos dentro del Patronato, se mantiene como un guardián celoso cuidando los equipos del taller de tornos del antiguo ingenio Consuelo, que es una reliquia de lo que fue esa industria.
Recuerda que en ese taller se hacían las pieza de los doce ingenios que eran propiedad del Estado hasta que la privatización los hizo desaparecer. Sin embargo, ofrece servicios al Porvenir, que está moliendo, así como el Codefino, propiedad del senador José Hazim, y hasta al Colón.
Funcionaban además los talleres de máquinas, de tractores y de carpintería, que puede ser recuperado si hay voluntad de las autoridades.
Alma de Consuelo. Sor Leonor Gibb, de la congregación Inmaculada Concepción, estima que es posible utilizar lo poco que existe para generar fuentes de vida.
Expresa que varias personas han ido al lugar con miras a rentar el taller de tornos, entre ellos dominicanos con intención de montar una ensambladora de vehículos con inversionistas chinos. Lamentablemente aún no han visto al primer oriental.
La hermana Gibb señala que presentaron un proyecto para instalar una pequeña industria textil en un área contigua al taller pero el Fondo Patrimonial de Empresa Reformadas (Fonper) lo rechazó porque abrieron una en el municipio de Quisqueya.

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