Consulados de alto costo

Consulados de alto costo

Los servicios que prestan las representaciones del Estado dominicano a sus ciudadanos en el exterior, sobre todo en Nueva York, siguen siendo de hostil explotación tarifaria. No hay otra comunidad foránea, de cualquier otra parte del mundo, peor tratada al momento de querer regularizar su estatus y actualizar su condición jurídica fuera de sus naciones de origen.

Los inmigrantes dominicanos son víctimas de un sistema burocrático excesivo en personal y los cónsules fungen como recaudadores para financiarse abundantemente a sí mismo y a nóminas supernumerarias aunque ocurran reducciones de tasa al comienzo de cada gobierno. Renovar pasaportes para beneficio de legaciones criollas extrae del bolsillo de muchos compatriotas de bajos recursos sumas que pueden llegar a 200 dólares. Otras «atenciones» resultan más caras.

A los dominicanos del exterior se les tiene atrapados en una irracionalidad de tramites a cubrir para estar al día en las relaciones que conservan con su país. Requieren vías para trámites jurídicos económicamente razonables para relacionarse con su lugar de origen como existen para otros latinoamericanos de la urbe.

Esa no es la forma justa de tratar a una diáspora fiel a la dominicanidad que en medio de la gran crisis crece como fuente de remesas para sus hermanos de acá. Masivamente, muchos tendrán que actualizar sus identifucaciones ante autoridades de EUA.

El difícil coexistir de dos objetivos

Pasando de lo estricto a lo flexible y viceversa, el país refleja por igual unos comportamientos zigzagueantes en la propagación del SARS-CoV-2 y aunque los contagios luzcan en baja porcentual, otros datos dicen lo contrario y los ciudadanos se debaten entre la necesidad de expandirse para el sostén económico con menos rigor del aislamiento deprimente, o cuidarse en extremo de enfermar. De una y otra forma se ha ido fallando y la vacuna no acaba de llegar.

El Gobierno busca equilibrio entre restricciones y libertad de movimiento, y la disminución del toque de queda a partir de pasado mañana será otra prueba de fuego tras un fin de semana largo y de reducción de precauciones en centros vacacionales. La suerte está echada y el público, con su comportamiento, tiene la última palabra.

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