Para Miguel Manzi, consultor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los jóvenes iluminan el porvenir pues representan agentes de cambio, de nuevas ideas, y constituyen un relevo natural del liderazgo tradicional. Por eso, dice, su participación es tan necesaria en los partidos políticos y en las organizaciones sociales y comunitarias.
Por ello, el experto ha visitado el país en varias ocasiones para impulsar un proyecto del PNUD que busca fomentar la participación juvenil en los espacios políticos y ciudadanos, en el marco de las discusiones sobre la Ley de Partidos.
La iniciativa responde a una estrategia del PNUD e involucra a distintos actores: Gobierno, Ministerio de la Juventud, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y entidades sociales y comunitarias.
Según él, la idea es desarrollar actividades con esos actores para abrir nuevas brechas a favor de la juventud.
Esto implica crear las condiciones para que, más temprano que tarde, los jóvenes le impriman sangre nueva a las viejas instituciones.
Manzi explica los alcances de la estrategia: “Esta agenda adjetiva es para promover canales de participación, para que se puedan expresar, dependiendo cada cual de sus intereses (personal, comunitario, organizacional). Estamos tratando de abrir un canal más, y el concepto es un paso atrás, tratando de llegar a aquellos que no tienen un contacto directo o facilidades de acceso con las organizaciones intermedias, como los partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y organizaciones de base”.
Una vez puestos en contacto con esas organizaciones, los jóvenes recibirán información y formación, y van a interactuar con recursos del Estado, de la sociedad civil y de academias. Así forjarán un liderazgo productivo y despertarán el entusiasmo y la vocación de servicio público de otros. Otro beneficio colateral sería la reactivación de redes que “están por ahí, inactivas”.
El representante del PNUD está consciente de que otras iniciativas han zozobrado porque se acaba el financiamiento o la coyuntura las desplaza y “el capital social queda tirado”. Sin embargo, confía en que este proyecto va a prosperar.
Se pregunta: “¿Dónde reposa la expectativa de cambio y movilización?”. Él mismo responde: “En los jóvenes y en los espacios que se puedan abrir”.
Apatía, medios y movilización. Si Miguel Manzi reconoce cierta apatía en un segmento social, también realza la importancia de los medios digitales como herramientas de movilización política.

La apatía es universal, razón por la que se pueden compartir experiencias regionales. En efecto, Manzi ilustra el caso dominicano con otros de Centroamérica, como aparecen en el libro “Un desafío a la democracia: los partidos políticos en Centroamérica, Panamá y República Dominicana”.

No solo eso: él también reconoce que la apatía de algunos se une a la resistencia de otros, que se niegan a ser relevados por nuevas caras. Por eso apunta: “Nadie regala nada y no solo en las estructuras partidarias, sino también religiosas y empresariales. Cuesta renunciar a los espacios de poder”. La necesidad es disponer de herramientas para que la gente joven reemplace a los viejos.

“Estamos en movimiento y en ese movimiento tenemos que facilitar espacio para que la gente más joven tenga todas las facilidades para no quedarse atrás en estos cambios vertiginosos. Ya los viejos no podemos correr más, tenemos que abrir espacios para los jóvenes; y ese es un mandato institucional del PNUD”.
Otro aspecto. Manzi, uruguayo, aprecia la Ley de Partidos y una de sus trabas: la cuota femenina. Su criterio es que la normativa no debe alejarse de la realidad. Esto así porque, si no hay la cantidad suficiente de mujeres para cumplir la paridad, entonces los cargos serían ocupados por esposas y demás parentela. Al final, la parentela femenina entregaría sus cargos. En ese sentido, Manzi se muestra conservador en ese punto y aconseja un equilibrio.