Sicologa, Terapeuta familiar
Pregunta del lector: Me preocupa la descomposición social y moral en nuestro país y la influencia que pueda ejercer sobre mis hijos. Mi esposa y yo hemos procurado educar nuestros hijos en valores, pero tememos que sean influenciados por esta putrefacción de la sociedad.
Respuesta de la terapeuta: Su preocupación es válida. Sobre los hijos la influencia social acecha y ataca. Las sociedades están sujetas a cambios radicales a partir de la corriente de pensamiento ideológico que impera en la época, por qué se promueve a través de los medios de comunicación, qué se aprende de los demás y qué se transmite mediante el sistema educativo.
La familia es una unidad social que es influenciada por las políticas públicas, por la falta de protección, castigada por la corrupción, la impunidad ante conductas que han de ser sancionadas por los actores legales del sistema.
Esta realidad afecta a los miembros de la familia, provocando en ellos reacciones que inciden sobre su forma de pensar y actuar.
La impotencia, el enojo, la desesperanza ante un Estado que no da respuestas al comienzo de la descomposición, a la falta de protección y de políticas razonables ante un problema, provocan en los individuos reacciones que pueden manifestarse mediante conductas de rebeldía social encaminadas a transgredir el sistema y burlase de este.
Podemos encontrar respuestas contrarias como la indiferencia, apatía, ausencia o escasa esperanza de que las cosas van a cambiar, es decir, asumir una actitud de no veo que no veo. Y pasar a ser sujetos victimizados, dañados por el caos imperante. Esto conduce a una indiferencia porque no se visibiliza posibilidad alguna de cambios positivos a favor de los individuos.
Quienes dan como respuestas la victimización o rebeldía son los sujetos que pertenecen a la familia. Un hijo vulnerable psicológicamente, con una predisposición de conducta antisocial en interacción con una sociedad vulnerada encuentra caldo de cultivo para delinquir y quedar impune.
Quiero significar que la sociedad afecta a la familia y esta a la vez a la sociedad. Existe una reciprocidad, una complementariedad sociedad-individuo.
¿Usted se preguntará qué puede hacer?
Le sugiero asumir una postura crítica frente a sus hijos ante todo lo que usted entienda afecte su sistema de creencias. Por supuesto, que sean posturas razonables, en concordancia con su estilo de vida. No puede haber un divorcio entre lo que critica y lo que hace.