CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicóloga,  Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora:
   En los casos de la violencia de género, ¿Qué pasa con los hijos a corto y largo plazos?  ¿Qué consecuencias tiene este problema sobre los hijos?  (Traumas, posibilidad de repetir el patrón de violencia, etcétera).

Respuesta de la terapeuta: Los hijos  sufren graves secuelas psicológicas, más que las mismas víctimas; con el agravante de que ellos no logran entender lo que pasa. A pesar de la tensión que les provoca la violencia, tienden a verla como parte de los problemas de los padres. Jamás como violencia.

Depresión, ideas suicidadas, somatizaciones, agresividad,  aislamiento, bajo rendimiento escolar, pesadillas y sensación de que va a ocurrir una catástrofe son parte de los síntomas que presentan los hijos.

El estrés postraumático es más grave en los  hijos e hijas que en las mismas mujeres. El impacto del trauma de los sucesos violentos a los que están sometidos es de larga duración, en consecuencia, la secuela o daño  psicológico puede ser permanente o requerirá de años de terapia.

Este trauma es de características complejas por el carácter vinculante afectivo que existe entre el agresor y sus víctimas –mujer e hijos.

Aún en la fase de calma están bajo permanente vigilia, en la espera del próximo estallido del padre. Están bajo el temor  de que ocurra algo malo. Temen que el padre  mate a su madre, pero a la vez, no lo creen capaz.

Viven bajo esta ambigüedad. El miedo va de lo real a lo imaginario.

Los hijos e hijas asumen roles dentro del contexto familiar. Los  mayores son los más triangulizados, en consecuencia, pueden ser potencialmente más vulnerables para convertirse en agresores. Acumulan mucha ira contra el padre que agrede y la madre que tolera. Viven en una constante agonía, en una confusión permanente. 

Encontramos  que los hijos que viven en hogares violentos y maltratantes desarrollan un estilo de apego ansioso-desorganizado. Esto los hace vulnerables a convertirse en futuros agresores o víctimas.

La violencia es un delito  porque deja secuelas psicológicas  graves que requieren de varios años de terapia y, en el peor de los casos, causa daños  irrecuperables.

Por tal razón, la violencia intrafamiliar y contra la mujer en nuestro país trasciende una ley,  la tenemos con rango Constitucional. Esto denota la gravedad de la misma.

La violencia debe ser erradicada, representa la vida o la muerte.

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