CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicologa, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora:
Tengo dos hijos. Le confieso que  no soy muy buena en la disciplina, no me hacen caso.  Ustedes los profesionales  aconsejan no golpear a los hijos para disciplinarlos. Yo me desespero, les digo que me quieren matar, que me van a provocar un infarto. Me hacen esto de maldad. ¿Cree  que ellos se portan mal para fastidiarme?

Respuesta de la terapeuta: Buen reconocimiento el que hace. Implica estar consciente de que necesita hacerlo diferente, sin utilizar los golpes. Desde la antigüedad los niños fueron objeto de propiedad de los padres o del Estado. Los adultos hacían lo que les convenía con los menores.

Cuando se descubre el Síndrome del niño golpeado como consecuencia de los malos tratos, distintos modos de violencia ejercidos por los padres,  se comienza a hablar de malos tratos infantiles, posteriormente, de los derechos de la niñez. A partir de estos acontecimientos la humanidad, los padres, los profesionales comienzan a tener otra visión del problema, una nueva perspectiva del maltrato como recurso para disciplinar o educar.

Se educaba y disciplinaba con este método arbitrario, doloroso y maltratante. Los padres golpeaban, aún lo siguen haciendo, para que aprendieran, los respetaran, les hicieran caso. La intencionalidad es golpear para que se sometan por miedo,  dolor y no porque se ha aprendido o reeducado por una razón lógica.

Observo que está asumiendo de manera personal la conducta de ellos, además de que está atribuyendo a los comportamientos de sus hijos una intencionalidad de hacerle daño a usted. Esta es una interpretación suya de que le quieren agredir o molestar. Un niño, a través de su comportamiento, no quiere matar a nadie, menos a usted que es su madre.

Si usted pensara, tengo que aprender a manejarme mejor con mis hijos, podría tener mejores resultados. Abandone la creencia de que ellos les quieren hacer daño. Sólo es su interpretación. Sus hijos no se sientan a planificar cómo matarla provocándole un infarto, fastidiarla o hacer cosas con insana maldad.

Cuando comience a disciplinarlos adecuadamente verá grandes cambios. Su decisión de hacer el cambio hará la diferencia.

Le sugiero ir a las librerías a buscar literatura sobre disciplina infantil o adolescente, tratar por internet u otros medios. Si la situación se le ha ido de las manos es recomendable buscar asistencia con un profesional conductual.

Su cambio   reforzará los  vínculos afectivos. Su relación estará basada en el respeto, y usted será más eficaz.

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