CONSULTORIO DE FAMILIA

CONSULTORIO DE FAMILIA

Sicóloga, Terapeuta familiar
Pregunta de la lectora
: Mi hijo tiene nueve años. Se porta muy mal en la casa. No soy dura con él, todo lo contrario, no quiero pegarle como lo hicieron conmigo cuando era niña. Al final me desespero y termino pegándole. Después, me siento mal, le doy regalos y lo complazco. A veces, me lo llevo a la cama. ¡No se qué hacer!

Respuesta de la terapeuta: Los niños que se portan mal no lo hacen porque si. Ha de existir una estructura en las pautas transaccionales que dan sentido a una pauta relacionar madre – hijo.

Por lo que usted describe parece que tiende a un estilo de socialización parental negligente. Su expresión no sé qué hacer, lo solemos escuchar en madres que se sienten incompetentes  cuando tienen que ejercer su autoridad.

Su rol marental está influenciado por el rol de su madre. Su madre le golpeaba por sus propias incompetencias. Usted creció en un contexto maltratante y no  desarrolló otras habilidades para la tarea de crianza futura.

Este estilo es muy complaciente, con reglas poco definidas. No ha querido repetir el modelo de crianza de su madre. Se ha ido al otro extremo como una forma de oponerse al modelo conocido.

Sucede que las madres con este listo no son efectivas. Hablan y pelean mucho. Pueden rogar, ofrecer premios, aún así, no lo logran.

Esto les crea una sensación impotencia, frustración y enojo. Se sienten desafiado. Estas emociones las hacen reaccionar, en la mayoría de los casos con ira, golpean y pelean.

De fondo estamos observando que usted está intentando actuar diferente a sus padres que tuvieron un estilo de socialización parental punitivo, autoritario.

¿Qué hace la situación compleja? Que usted después que castiga, refuerza con acciones gratificantes a su hijo. Aparecen los regalos, privilegios, incluyendo llevárselo a la cama.

Todas estas conductas están reforzando la conducta del niño: “si me porto mal obtendré premios”.

Está aprendiendo que se obtiene beneficio por su comportamiento inadecuada.

Los reforzamientos que usted le da son muy gratificantes, incluyendo llevárselo a la cama. Este último es muy poderoso.

Si el niño deja de portarse mal dejará de recibirlos.

Ignore el comportamiento inadecuado y refuerce los positivos.

Le recomiendo modificar su estilo de socialización parental hacia uno más efectivo.

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